Anestésicos locales y generales

La anestesia es un procedimiento médico realizado mediante la administración de fármacos que causan una pérdida de sensibilidad. La anestesia local consiste en la pérdida de sensibilidad en una parte limitada del cuerpo sin pérdida de la consciencia. La anestesia general requiere diferentes clases de fármacos que causan pérdida de la sensibilidad en todo el cuerpo, teniendo como consecuencia normalmente la pérdida de la consciencia. En este capítulo se estudian los fármacos usados tanto para la anestesia local como general.

Conceptos clave

Los conceptos clave numerados proporcionan un breve resumen de los aspectos más importantes de cada uno de los apartados correspondientes dentro del capítulo. Si alguno de estos puntos no está claro, acuda al apartado correspondiente para su revisión.

  1. La pérdida regional de sensibilidad se consigue mediante la administración tópica de anestésicos locales o mediante infiltración, bloqueo nervioso o vías raquídea o epidural.

  2. Los anestésicos locales actúan bloqueando los canales de sodio en las neuronas. La adrenalina se añade a veces para prolongar la acción de los anestésicos.

  3. Los anestésicos locales se clasifican como amidas o ésteres. Las amidas, como la lidocaína, generalmente han sustituido a los ésteres debido a su mayor seguridad.

  4. La anestesia general produce una pérdida completa de sensibilidad acompañada de pérdida de consciencia. Este estado se consigue normalmente mediante el uso de múltiples medicamentos.

  5. Los anestésicos generales inhalados se usan para mantener la anestesia quirúrgica. Algunos, como el óxido nitroso, tienen una baja eficacia, mientras que otros, como el halotano, pueden inducir una anestesia profunda.

  6. Los anestésicos IV se usan solos, para procedimientos cortos, o en combinación con anestésicos inhalados.

  7. Numerosos fármacos no anestésicos, como los opioides, antiansiolíticos, barbitúricos y bloqueantes neuromusculares, se administran como coadyuvantes en la cirugía.


Pérdida de sensibilidad regional usando anestésicos locales

La anestesia local es la pérdida de sensibilidad de una parte relativamente pequeña del cuerpo sin pérdida de consciencia por parte del paciente. Este procedimiento puede ser necesario cuando se realiza un procedimiento médico u odontológico breve.

Aunque la anestesia local a menudo causa la pérdida de sensibilidad de un área pequeña limitada, en ocasiones afecta a partes relativamente grandes del cuerpo, como una extremidad completa. De este modo, algunos tratamientos anestésicos locales se denominan con más precisión anestesia de superficie o anestesia regional, dependiendo de cómo se administren los fármacos y de sus efectos resultantes.

El método empleado depende de la localización y grado de anestesia deseado. Por ejemplo, algunos anestésicos locales se aplican tópicamente antes de la inserción de una aguja o de una cirugía cutánea menor. Otros se usan para bloquear la sensibilidad en áreas más grandes como una extremidad o el abdomen inferior.

Mecanismo de acción de los anestésicos locales

Los anestésicos locales son fármacos que producen una pérdida rápida de la sensibilidad en una parte limitada del cuerpo. Producen su efecto terapéutico bloqueando la entrada de iones sodio en las neuronas.

El mecanismo de acción de los anestésicos locales es bien conocido. Recuerde que la concentración de iones de sodio normalmente es más alta fuera de las neuronas que en su interior. Es necesaria una entrada rápida de iones de sodio en las células para que las neuronas se disparen.

Los anestésicos locales actúan bloqueando los canales de sodio, como se muestra en la «Farmacoterapia ilustrada, 19.1». Puesto que el bloqueo de los canales de sodio es un proceso no selectivo, se ven afectados tanto los impulsos sensitivos como los motores. Así, tanto la sensibilidad como la actividad muscular disminuirán temporalmente en el área tratada con el anestésico local. Debido a su mecanismo de acción, los anestésicos locales se denominan a veces bloqueantes de los canales de sodio.

Durante un procedimiento médico o quirúrgico es esencial que la acción del anestésico dure el tiempo suficiente para completar dicho procedimiento. En ocasiones se añaden pequeñas cantidades de adrenalina a la solución anestésica para contraer los vasos sanguíneos en el área inmediata en la que se aplica el anestésico local. Esto mantiene el anestésico en esta área durante más tiempo, prolongándose así la duración de la acción del fármaco. La adición de adrenalina a la lidocaína, por ejemplo, aumenta la duración de su efecto anestésico local de 20 a 60 minutos. Esto es importante en el caso de procedimientos odontológicos o quirúrgicos que duran más de 20 minutos; de lo contrario, sería necesaria una segunda inyección de anestésico.

En ocasiones se añade hidróxido sódico a las soluciones anestésicas para aumentar la eficacia del anestésico en regiones con una infección local extensa o abscesos. Las bacterias tienden a acidificar el sitio infectado y los anestésicos locales son menos eficaces en un ambiente ácido. La adición de sustancias alcalinas, como hidróxido sódico o bicarbonato sódico, permite neutralizar la región y crear un ambiente más favorable para el anestésico.

Clasificación de los anestésicos locales

Los anestésicos locales se clasifican según su estructura química; las dos clases principales son ésteres y amidas. Los términos éster y amida hacen referencia a dos tipos de enlaces químicos que se encuentran en las moléculas de anestésico. Aunque los ésteres y las amidas tienen una eficacia similar, existen diferencias importantes. Un pequeño número de fármacos no son ésteres ni amidas.

La cocaína fue el primer anestésico local ampliamente usado para procedimientos médicos. Esta es un éster natural que se encuentra en las hojas de la planta Erythroxylon coca, originaria de los Andes de Perú. Hasta los años ochenta, la cocaína se usaba de forma habitual para cirugía oftálmica, bloqueos nerviosos y anestesia espinal. Aunque sigue disponible como anestésico local, la cocaína es una droga de tipo II y en raras ocasiones se utiliza con fines terapéuticos en EEUU.

Otro éster, la procaína, fue el fármaco de elección para los procedimientos odontológicos desde los primeros años del siglo XX hasta los años sesenta, hasta que se desarrollaron los anestésicos de tipo amida, lo que redujo de forma significativa el uso de este fármaco. Un éster, la benzocaína, se usa como fármaco tópico sin receta médica para el tratamiento de un gran número de afecciones dolorosas, como quemaduras solares, picaduras de insectos, hemorroides, dolor de garganta y heridas menores.

Las amidas han sustituido en gran medida a los ésteres porque producen menos efectos secundarios y, generalmente, su acción es más prolongada. La lidocaína es la amida más ampliamente utilizada para procedimientos quirúrgicos cortos que requieren anestesia local.

Los efectos adversos de los anestésicos locales son poco frecuentes. Son raros los casos de alergia. Cuando se producen, con frecuencia se deben a los sulfitos que se añaden como conservantes para prolongar el período de validez del anestésico, o al metilparabeno, que puede añadirse para retrasar el crecimiento bacteriano en las soluciones de anestésico. Los signos precoces de efectos adversos de los anestésicos locales incluyen síntomas de estimulación del SNC, como inquietud o ansiedad. Los efectos tardíos, como somnolencia e insensibilidad, se deben a la depresión del SNC. Es posible que se produzcan efectos cardiovasculares, como hipotensión y arritmias. A menudo se administran formas de anestésicos locales que no contienen adrenalina a los pacientes con antecedentes de enfermedad cardiovascular para reducir los posibles efectos de este simpatomimético sobre el corazón y la presión arterial. No se esperan efectos secundarios en el SNC y cardiovasculares a menos que el anestésico local se absorba rápidamente o se inyecte por accidente directamente en un vaso sanguíneo.

Consideraciones de enfermería

La función del profesional de enfermería en la administración de anestésicos locales implica el cuidadoso control del estado del paciente y proporcionar educación relacionada con el tratamiento farmacológico prescrito. Aunque normalmente es el médico quien administra esta medicación cuando es necesario anestesiar un área para un procedimiento médico, con frecuencia está asistido por el profesional de enfermería. La función del profesional de enfermería es preparar el área que se va a anestesiar y controlar la eficacia de la medicación valorando los niveles de dolor y comodidad. Deberá comprobar la presencia de piel lacerada, infección, quemaduras y heridas en el sitio de administración del anestésico.

Las contraindicaciones para estos fármacos son hipersensibilidad a los anestésicos locales; sepsis y discrasias sanguíneas; bradicardia sinusal no tratada y grados graves de bloqueo cardíaco auriculoventricular, sinoauricular e intraventricular en pacientes sin marcapasos. Los anestésicos locales deben usarse con precaución sobre áreas extensas del cuerpo en pacientes con traumatismos cutáneos amplios y en casos de dermopatías graves, puesto que la medicación puede absorberse y causar efectos sistémicos. A menos que estén formulados específicamente para el uso tópico, los anestésicos locales no deben aplicarse sobre los ojos.

Las reacciones adversas son raras; no obstante, controle en los pacientes las palpitaciones cardíacas y la dificultad para respirar o tragar. Valore las constantes vitales durante el procedimiento y notifique inmediatamente cualquier cambio. Controle las reacciones locales en el paciente, como irritación, erupción cutánea y los signos de excitación del SNC, como, por ejemplo, inquietud o ansiedad.

La lidocaína viscosa se usa para anestesiar la garganta en algunos procedimientos, como la endoscopia. Después de dichos procedimientos, se debe controlar que el paciente recupere el reflejo faríngeo antes de ofrecerle beber agua o comer algo.

Controlar cuidadosamente en los pacientes que reciben anestesia epidural o espinal la presencia de cefalea pospunción lumbar. Estas cefaleas aparecen frecuentemente cuando se perfora múltiples veces la duramadre raquídea y se producen pérdidas de líquido cefalorraquídeo. El tratamiento actual para las cefaleas pospunción lumbar que no se resuelven con analgésicos sin receta médica es un parche de sangre autóloga. Este es el método terapéutico más rápido, fiable y beneficioso. Se debe ayudar a los pacientes a caminar hasta que los efectos de la anestesia epidural o raquídea se hayan resuelto.

Educación del paciente

La educación del paciente, en lo que se refiere a los anestésicos locales, debe incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos iniciales, como las constantes vitales y la existencia de trastornos subyacentes, y posibles efectos secundarios farmacológicos. Incluya los si guientes puntos en la educación de los pacientes sobre anesté sicos locales:

  • Utilizar benzocaína con precaución sobre pieles o membranas mucosas inflamadas, porque puede aumentar la irritación.
  • Notificar la cefalea que aparezca después de la anestesia epidural o raquídea.
  • Notificar inmediatamente las palpitaciones cardíacas y la dificultad para respirar o tragar durante el uso de anestésicos.
  • No comer ni beber nada hasta que el médico le indique que puede hacerlo.

Características de la anestesia general

La anestesia general consiste en la pérdida de sensibilidad en todo el cuerpo, acompañada de una pérdida de conciencia.

Los anestésicos generales se aplican cuando es necesario mantener al paciente quieto y sin dolor durante un período más largo del que podría conseguirse con los anestésicos locales.

El objetivo de la anestesia general es proporcionar una pérdida rápida y completa de la sensibilidad. Los signos de la anestesia general son analgesia total y pérdida de la conciencia, memoria y movimientos corporales. Aunque estos signos son similares a los del sueño, la anestesia general y el sueño no son exactamente lo mismo. Los anestésicos generales deprimen la mayoría de la actividad nerviosa del cerebro, mientras que el sueño deprime únicamente áreas muy específicas. De hecho, durante el sueño, determinada actividad cerebral aumenta realmente.

La anestesia general en raras ocasiones se consigue con un único fármaco. En cambio, se usan múltiples medicamentos para inducir rápidamente la pérdida de la consciencia, causar relajación muscular y mantener una anestesia profunda. Esta estrategia, denominada anestesia balanceada, permite una dosis más baja de anestésico inhalado, haciendo que el procedimiento sea más seguro para el paciente.

La anestesia general es un proceso progresivo que tiene lugar en distintas fases. Los medicamentos más eficaces pueden inducir rápidamente las cuatro etapas, mientras que otros son capaces de inducir sólo la etapa 1. La etapa 3 es en la que se realizan en la mayoría de las cirugías mayores; por ello se llama anestesia quirúrgica. Cuando se pretende una anestesia quirúrgica, es deseable pasar la etapa 2 lo más rápido posible, puesto que esta etapa produce síntomas de angustia.

Farmacoterapia con anestésicos generales inhalados

Los anestésicos generales son fármacos que producen rápidamente la pérdida de conciencia y la analgesia total. Estos fármacos se administran habitualmente por vía IV o por inhalación. Para complementar los efectos del anestésico local, se administran fármacos complementarios antes, durante y después de la cirugía.

Existen dos métodos principales de inducir anestesia general. Los fármacos intravenosos se administran normalmente en primer lugar porque actúan en pocos segundos. Después de que el paciente pierda la consciencia, los fármacos inhalados se usan para mantener la anestesia. Durante los procedimientos quirúrgicos cortos o aquellos que requieren etapas inferiores de anestesia, se usan sólo agentes IV.

Los anestésicos generales inhalados, recogidos en la ta bla 19.4, pueden ser gases o líquidos volátiles. Estos fármacos producen sus efectos impidiendo el flujo de sodio al interior de las neuronas del SNC, retrasando, así, los impulsos nerviosos y produciendo una reducción considerable de la actividad neural. El mecanismo exacto no se conoce con exactitud, aunque es probable que se activen los receptores del ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el encéfalo. No es el mismo mecanismo que el que se conoce para los anestésicos locales.

Existen algunas pruebas poco concluyentes que sugieren que el mecanismo puede estar relacionado con el de algunos fármacos anticomiciales. No existe un receptor específico al que se unan los analgésicos generales, y no parecen afectar a la liberación de neurotransmisores.

Anestésicos generales gaseosos

El único gas utilizado habitualmente para anestesia es el óxido nitroso, comúnmente llamado gas de la risa. El óxido nitroso se utiliza para procedimientos odontológicos y para procedimientos obstétricos y quirúrgicos breves. Se puede usar junto con otros anestésicos generales, haciendo posible reducir sus dosis con una mayor eficacia.

El óxido nitroso debe usarse con precaución en caso de miastenia grave, puesto que puede causar depresión respiratoria y efectos hipnóticos prolongados. Los pacientes con enfermedad cardiovascular, especialmente aquellos que presentan hipertensión intracraneal, deben controlarse cuidadosamente, porque los efectos hipnóticos del fármaco pueden prolongarse o potenciarse.

Anestésicos generales líquidos volátiles

Los anestésicos volátiles son líquidos a temperatura ambiente, pero se convierten en vapor y se inhalan para producir sus efectos anestésicos. Los fármacos volátiles administrados normalmente son halotano, enflurano e isoflurano. El más potente es el halotano. Algunos anestésicos generales potencian la sensibilidad del corazón a fármacos como la adrenalina, noradrenalina, dopamina y serotonina. La mayoría de los líquidos volátiles deprimen la función cardiovascular y respiratoria. Puesto que tiene menos efecto sobre el corazón y la dosis no perjudica al hígado, el isoflurano se ha convertido en el anestésico inhalado más ampliamente usado. Los líquidos volátiles se excretan casi por completo por los pulmones, mediante la espiración.

Consideraciones de enfermería

La función del profesional de enfermería en el tratamiento con anestesia general implica el cuidadoso control del estado del paciente y proporcionar educación relacionada con el tratamiento farmacológico prescrito. La anestesia general se usa principalmente para procedimientos quirúrgicos prolongados e implica riesgos significativos. Informe al paciente de que la anestesia la administrará personal altamente cualificado, un anestesista o profesional de enfermería anestesista, y que usted le asistirá para garantizar su seguridad. Antes de la intervención quirúrgica, valore las constantes vitales, pruebas de laboratorio, nivel de conocimiento respecto al procedimiento y la presencia de ansiedad. Valore si el paciente ha consumido alcohol u otros depresores del SNC en las 24 horas previas, porque estos productos potencian los efectos anestésicos. Obtenga información respecto al uso de otros medicamentos.

Los efectos del óxido nitroso son de inicio y recuperación rápidos, y los efectos secundarios son mínimos, como náuseas y vómitos. Determine el nivel de conocimiento del paciente y tranquilícelo para aliviar su ansiedad.

En el período postoperatorio inmediato, controle en el paciente los efectos secundarios de la anestesia general, como náuseas y vómitos, depresión del SNC, dificultad respiratoria, cambio en las constantes vitales y complicaciones relacionadas con el procedimiento, como hemorragia o shock inminente.

El uso de halotano está contraindicado en pacientes a los que se les ha administrado este fármaco en los 14 a 21 días previos, porque puede causar hepatitis por halotano si se usa con frecuencia. No administre a mujeres embarazadas (categoría D) o a pacientes con disminución de la función hepática, porque puede ser hepatotóxico. Deben tomarse precauciones en pacientes con afecciones cardíacas, especialmente bradicardia y arritmias, ya que la medicación reduce la presión arterial y hace más sensible el miocardio a las catecolaminas, lo que puede causar arritmias graves.

Consideraciones por edades

Los niños normalmente son más sensibles a la anestesia que los adultos, ya que sus sistemas orgánicos no están completamente desarrollados. Por tanto, deben calcularse cuidadosamente las dosis de la medicación utilizada. En niños menores de 2 años no está recomendado el uso de algunos fármacos anestésicos, como los bloqueantes neuromusculares.

Los profesionales de enfermería deben entender que los niños que van a someterse a cirugía tienen miedo y les preocupa la cirugía y la anestesia. La edad y nivel de desarrollo del niño tienen un papel crítico en su concepto sobre qué significa recibir anestesia. Los niños menores de 1 año habitualmente no se preocuparán sobre lo que va a ocurrir, pero mostrarán ansiedad por la separación cuando se les separe de sus familiares. El miedo a las agujas, a lo desconocido y a la lesión contra la integridad corporal comienza cuando el niño empieza a andar y continúa durante toda la infancia. Los niños a menudo perciben las ansiedades de sus padres, por lo que es esencial que los cuidadores mantengan la calma. Sostener al niño durante la inducción de la anestesia podría ayudar a aliviar sus temores. Pueden aplicarse cremas anestésicas locales sobre la piel para eliminar el dolor causado por las agujas.

A los pacientes geriátricos también les afecta más la anestesia que a los adultos jóvenes. Debido a los cambios en el metabolismo de los fármacos que pueden producirse con la edad avanzada, estos pacientes son especialmente sensibles a los efectos de barbitúricos y anestésicos generales. Esto aumenta las posibilidades de efectos secundarios; por tanto, los pacientes geriátricos deben están bien controlados. Los pacientes geriátricos son también especialmente sensibles a los efectos de los anestésicos locales. Los fármacos hipnótico-sedantes utilizados antes de la intervención quirúrgica pueden agravar la confusión o excitación en pacientes geriátricos; por consiguiente, el riesgo de lesión aumenta. Es extremadamente importante controlar a los pacientes ancianos para prevenir caídas.

Debe evaluarse cuidadosamente el posible efecto en el feto del uso de anestesia durante el embarazo. Es fundamental tener claro que cualquier fármaco administrado a mujeres embarazadas se le administra también al feto. El uso de cualquier tipo de anestesia durante el embarazo o durante el parto tiene efecto anestésico sobre el feto. La anestesia puede ralentizar o incluso detener el parto, reduciendo la capacidad de la mujer para empujar durante el mismo o condicionando que el neonato esté sedado al nacer. El momento oportuno de administración de una anestesia durante el parto es crítico para evitar el uso de naloxona en el recién nacido.

Educación del paciente

La educación del paciente, en lo que se refiere a los anestésicos generales, debe incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos iniciales, como las constantes vitales y la existencia de trastornos subyacentes, y posibles efectos secundarios farmacológicos. Incluya los siguientes puntos en la educación de los pacientes sobre anestésicos generales:

  • Interrumpir la administración de la medicación, de fitoterapia y suplementos dietéticos 24 horas antes de la cirugía o según las indicaciones del médico.
  • No consumir alcohol 24 horas antes de la cirugía.
  • No comer ni beber después de recibir anestesia hasta que el médico le indique que puede hacerlo.
  • Después de la operación, practicar respiraciones profundas según indique el profesional sanitario.

Farmacoterapia con anestésicos IV

Los anestésicos IV se usan solos, para procedimientos cortos, o en combinación con anestésicos inhalados.

Los anestésicos intravenosos son complementos importantes a la anestesia general. Aunque ocasionalmente se usan solos, a menudo se administran con anestésicos generales inhalados. La administración concomitante de anestésicos IV e inhalados permite reducir la dosis del fármaco inhalado, reduciendo así la posibilidad de efectos secundarios graves. Además, cuando se combinan los anestésicos IV e inhalados, proporcionan una mayor analgesia y relajación muscular de las que podrían proporcionar el anestésico inhalado solo. Cuando los anestésicos IV se administran solos, generalmente se reservan para procedimientos médicos que duran menos de 15 minutos.

Los fármacos empleados como anestésicos IV son barbitúricos, opioides y benzodiacepinas. Los opioides ofrecen la ventaja de una analgesia superior. Combinando el opioide fentanilo con el fármaco antipsicótico droperidol, se produce un estado conocido como neuroleptoanalgesia. En este estado, el paciente está consciente, aunque insensible al dolor y desconectado del entorno. Se comercializan combinaciones premezcladas de ambos fármacos. Un estado similar de conciencia disociada se produce con la ketamina.

Consideraciones de enfermería

La función del profesional de enfermería en la farmacoterapia con anestésicos IV implica el cuidadoso control del estado del paciente y proporcionar educación relacionada con el tratamiento farmacológico prescrito. La sedación IV se usa para reducir la ansiedad y el temor asociados con el confinamiento por la mascarilla empleada para la anestesia inhalada. Ayude al médico a completar una exhaustiva valoración que incluya antecedentes patológicos, antes de seleccionar un anestésico o combinación de anestésicos. Se puede solicitar la administración de medicamentos aparte de la anestesia durante los períodos preoperatorio, perioperatorio o postoperatorio, como antiansiolíticos, sedantes, analgésicos, opioides y anticolinérgicos. Los anestésicos IV están contraindicados en pacientes con sensibilidad al fármaco, porque pueden producirse reacciones alérgicas que oscilan desde urticaria a parada respiratoria. Valore la idoneidad de una vía de acceso IV.

Controle cuidadosamente a los pacientes con enfermedad cardiovascular, porque los anestésicos IV pueden causar depresión del miocardio y provocar disritmias. Controle también cuidadosamente a los pacientes con trastornos respiratorios, porque la depresión respiratoria puede dar lugar a altos niveles de anestésico en sangre. Se puede usar tiopental con precaución en pacientes con trastornos convulsivos, hipertensión intracraneal, trastornos neurológicos y mixedema.

El uso de anestésicos generales causa depresión del SNC. Durante el período postoperatorio, controle los cambios en las constantes vitales, alucinaciones, confusión y excitabilidad del paciente. Otros efectos o reacciones secundarias que se deben valorar son dificultades respiratorias, escalofríos y temblores, náuseas o vómitos, cefalea y somnolencia. La educación preoperatoria es vital para que el paciente entienda el anestésico y la experiencia quirúrgica completa y ayudar a disipar los temores y la ansiedad del paciente y del cuidador.

Educación del paciente

La educación del paciente, en lo que se refiere a los anestésicos generales, debe incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos iniciales, como constantes vitales y la existencia de trastornos cardiovasculares subyacentes, así como posibles efectos secundarios farmacológicos. Incluya los siguientes puntos en la educación de los pacientes sobre anestésicos generales:

  • Puede administrarse medicación antes de la operación para ayudar al proceso de sedación.
  • Las constantes vitales y valoraciones se realizarán de forma rutinaria hasta que sean estables.
  • No comer ni beber nada hasta que el médico le indique que puede hacerlo.
  • Notificar inmediatamente cualquier dificultad respiratoria, náuseas o molestias tras el procedimiento.

Fármacos no anestésicos como coadyuvantes en la cirugía

Se usan diversos fármacos para complementar los efectos de los anestésicos generales o para tratar los efectos secundarios previstos de la anestesia. Estos fármacos se denominan coadyuvantes de la anestesia. Se pueden administrar antes, durante o después de la cirugía.

Los fármacos preoperatorios administrados para aliviar la ansiedad y proporcionar una sedación leve son los barbitúricos o benzodiacepinas. Pueden administrarse opioides como la morfina para contrarrestar el dolor que el paciente sufrirá después de la cirugía. Los anticolinérgicos como la atropina pueden administrarse para secar las secreciones y suprimir la bradicardia causada por algunos anestésicos.

Durante la cirugía, los principales adyuvantes son los bloqueantes neuromusculares. Para que los procedimientos quirúrgicos se puedan realizar con seguridad, es necesario administrar fármacos que causen la completa relajación de los músculos estriados. La administración de estos fármacos también permite reducir la cantidad de anestésico. Los fármacos bloqueantes neuromusculares se clasifican como bloqueantes despolarizantes o bloqueantes no despolarizantes.

El único bloqueante despolarizante es la succinilcolina, que funciona uniéndose a los receptores de acetilcolina en las uniones neuromusculares para provocar la relajación total de los músculos estriados. La succinilcolina se usa en cirugía para facilitar la intubación traqueal. El mivacurio es el bloqueante no despolarizante de acción más corta, mientras que la tubocurarina es el fármaco bloqueante neuromuscular de acción más larga. Los bloqueantes no despolarizantes causan parálisis muscular, compitiendo con la acetilcolina por los receptores colinérgicos en las uniones neuromusculares. Una vez unidos al receptor, los bloqueantes no despolarizantes impiden la contracción muscular.

Los fármacos postoperatorios incluyen analgésicos para el dolor y antieméticos, como prometacina, para las náuseas y vómitos que se producen a veces durante la recuperación de la anestesia. Ocasionalmente se administra un parasimpaticomimético, como betanecol, para estimular los músculos lisos del intestino y de las vías urinarias para iniciar el peristaltismo tras la cirugía. El betanecol se presenta como fármaco prototípico.

Consideraciones de enfermería

La función del profesional de enfermería en el tratamiento con bloqueantes neuromusculares implica el cuidadoso control del estado del paciente y proporcionar educación relacionada con el tratamiento farmacológico prescrito. Los fármacos bloqueantes neuromusculares se usan de modo que el paciente experimenta la relajación completa de los músculos estriados durante el procedimiento quirúrgico. No se recomienda el uso continuado debido a los posibles efectos secundarios. Los pacientes deben ser conscientes de que estos fármacos se usan sólo en un contexto de atención aguda controlada, normalmente durante la cirugía, por un profesional experimentado.

Como preparación para el uso de succinilcolina, valore la presencia o antecedentes de disfunción hepática o renal, enfermedad neuromuscular, fracturas, miastenia grave, glaucoma o lesiones oculares penetrantes. El uso de este fármaco está contraindicado en pacientes con estos trastornos. El uso en niños menores de 2 años está contraindicado porque puede causar arritmias e hipertermia maligna.

El mivacurio se usa para la intubación y está contraindicado en personas con enfermedad renal o hepática, desequilibrio hidroelectrolítico, trastornos neuromusculares, enfermedad respiratoria u obesidad. Este fármaco se debe usar con precaución en pacientes geriátricos y en niños. No debe usarse durante el embarazo ni la lactancia. El anestesista podrá administrar el fármaco durante la cesárea.

Antes de usar cualquier bloqueante neuromuscular, valore el estado físico, incluidas las constantes vitales, reflejos, tono y respuesta muscular, tamaño y reactividad de las pupilas, ECG, ruidos pulmonares, borborigmos, afectividad y nivel de conciencia. Controle la hipotensión, taquicardia, apnea prolongada, broncoespasmo, depresión respiratoria, parálisis e hipersensibilidad.

Educación del paciente

La educación del paciente, en lo que se refiere a los bloqueantes neuromusculares, debe incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos iniciales, como constantes vitales y la existencia de trastornos hepáticos y renales subyacentes, y posibles efectos secundarios farmacológicos. Incluya los siguientes puntos en la educación del paciente sobre los bloqueantes neuromusculares.

  • Durante el procedimiento no podrá moverse ni hablar debido a la parálisis.
  • Estará despierto y consciente durante el procedimiento; por tanto, también se le puede administrar un antiansiolítico para ayudarle a relajarse.
  • El profesional sanitario estará con él hasta que remitan los efectos de la medicación.
  • Su médico valorará las necesidades que tenga de analgésicos durante este tiempo.
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