Fármacos para la úlcera péptica
Una pequeña cantidad de la comida que ingerimos está directamente disponible para las células del cuerpo. La comida debe fraccionarse, absorberse y modificarse químicamente antes de que llegue a una forma útil para las células. El aparato digestivo realiza estas y otras funciones. Algunas alteraciones del aparato digestivo son de naturaleza mecánica, ralentizando o acelerando el tránsito de sustancias a través del tracto gastrointestinal. Otras son metabólicas, y afectan a la secreción de enzimas y líquidos digestivos, o a la absorción de nutrientes esenciales. Muchos signos y síntomas no son específicos y pueden estar causados por muchas enfermedades distintas. Este capítulo examina la farmacoterapia de dos enfermedades comunes del aparato digestivo superior: la úlcera péptica (UP) y la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Conceptos clave
Los conceptos clave numerados proporcionan un breve resumen de los aspectos más importantes de cada uno de los apartados correspondientes dentro del capítulo. Si alguno de estos puntos no está claro, acuda al apartado correspondiente para su revisión.
El aparato digestivo es responsable de la fragmentación de los alimentos, la absorción de nutrientes y la eliminación de desechos.
El estómago secreta enzimas y ácido clorhídrico que acelera el proceso de la digestión química. Una gruesa capa mucosa y los iones bicarbonato protegen la mucosa gástrica de los efectos dañinos del ácido.
La úlcera péptica (UP) está producida por una erosión de la capa mucosa del estómago o del duodeno. Las úlceras gástricas se asocian con mayor frecuencia a cáncer y requieren un seguimiento más largo.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) se produce cuando el contenido ácido del estómago pasa al esófago. La ERGE y la UP se tratan con medicamentos similares.
La úlcera péptica se trata mejor con una combinación de cambios en el estilo de vida y tratamiento farmacológico. Los objetivos del tratamiento son eliminar la infección por H. pylori, facilitar la curación de la úlcera y prevenir la reaparición de los síntomas.
Los bloqueantes de los receptores H2 ralentizan la secreción de ácido por el estómago y a menudo son fármacos de elección en el tratamiento de la UP y la ERGE.
Los inhibidores de la bomba de protones bloquean el enzima H+, K+-ATPasa y son efectivos en la reducción de la secreción de ácido gástrico.
Los antiácidos son efectivos neutralizando el ácido gástrico y son un tratamiento barato de venta sin receta médica para la UP y la ERGE. Aunque alivian los síntomas, los antiácidos no facilitan la curación de la úlcera.
Las combinaciones de antibióticos se administran para tratar la infección por H. pylori del tubo digestivo, que es la causa de muchas úlceras pépticas. A menudo se incluyen en el régimen un inhibidor de la bomba de protones y compuestos con bismuto.
Otra serie de fármacos, incluidos el sucralfato, el misoprostol y la pirencepina, también son beneficiosos en el tratamiento de la UP.
Procesos digestivos normales
El aparato digestivo consta de dos divisiones anatómicas básicas: el tubo digestivo y los órganos accesorios. El tubo digestivo, o tracto digestivo, es un tubo hueco, largo y continuo que se extiende desde la boca hasta el ano. Los órganos accesorios de la digestión incluyen las glándulas salivares, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas.
La capa interna del tubo digestivo es la capa mucosa, que proporciona una superficie para que los ácidos, bases, moco y enzimas fragmenten la comida. En muchos lugares del tubo digestivo, la mucosa está plegada y contiene profundos surcos y hoyos. El intestino delgado está tapizado con pequeñas proyecciones llamadas vellosidades y microvellosidades, que proporcionan una gran superficie para la absorción de los alimentos y las medicinas.
Las sustancias son propulsadas a lo largo del tubo digestivo por el peristaltismo, unas contracciones rítmicas de las capas de músculo liso. La velocidad a la que las sustancias se mueven a través del tubo digestivo es crítica para la absorción de los nutrientes y del agua y para retirar los desechos. Si el peristaltismo es demasiado rápido, los nutrientes y los fármacos no tendrán suficiente contacto con la mucosa para absorberse. Además, el intestino grueso no tendrá suficiente tiempo para absorber el agua, y se producirá diarrea. Un tránsito anormalmente lento produce estreñimiento o incluso obstrucciones en el intestino delgado o grueso.
Para fragmentar químicamente la comida ingerida se necesitan una gran cantidad de enzimas y otras sustancias. Las enzimas digestivas son secretadas por las glándulas salivares, el estómago, el intestino delgado y el páncreas. El hígado produce la bilis, que se almacena en la vesícula biliar hasta que se necesita para la digestión de lípidos. Ya que estas sustancias digestivas no son objetivos frecuentes del tratamiento farmacológico, su discusión en este capítulo es limitada, y el estudiante debe consultar textos de anatomía y fisiología para obtener más información.
Producción de ácido por el estómago
La comida pasa del esófago al estómago a través del esfínter esofágico inferior (cardias). Este anillo de músculo liso normalmente evita que el contenido del estómago vuelva hacia atrás, una enfermedad llamada reflujo esofágico.
Un segundo anillo de músculo liso, el esfínter pilórico, se localiza en la entrada al intestino delgado. Este esfínter regula el flujo de las sustancias que salen del estómago.
El estómago mezcla por completo la comida ingerida y secreta sustancias que favorecen los procesos de la digestión química. Las glándulas gástricas que se extienden en la profundidad de la mucosa del estómago contienen varios tipos celulares básicos para la digestión y que son importantes para la farmacoterapia de los trastornos digestivos. Las células principales secretan pepsinógeno, una forma inactiva de la enzima pepsina que fragmenta químicamente las proteínas. Las células parietales secretan de 1 a 3 L de ácido clorhídrico al día. Este fuerte ácido ayuda a fragmentar la comida, activa el pepsinógeno y destruye los microbios que puedan haberse ingerido. Las células parietales también secretan el factor intrínseco, que es esencial para la absorción de la vitamina B12. Las células parietales son el objetivo de los fármacos antiulcerosos, que limitan la secreción de ácido.
La secreción combinada de las células principales y parietales, el jugo gástrico, es el fluido más ácido del cuerpo, con un pH de 1,5 a 3,5. Una serie de defensas naturales protegen la mucosa del estómago contra este líquido extremadamente ácido. Algunas células que tapizan la superficie del estómago secretan una gruesa capa mucosa e iones bicarbonato para neutralizar el ácido. Este forma una capa protectora tan eficaz que el pH de la superficie mucosa es casi neutro. Una vez alcanzado el duodeno, el contenido del estómago es neutralizado por el bicarbonato de las secreciones biliares y pancreáticas.
Patogenia de la úlcera péptica
Una úlcera es una erosión de la capa mucosa del tubo digestivo, normalmente está asociada a inflamación aguda. Aunque las úlceras pueden localizarse en cualquier porción del tubo digestivo, el duodeno suele ser el lugar más frecuente. El término úlcera péptica se refiere a una lesión que está localizada en el estómago (gástrica) o en el intestino delgado (duodenal). La úlcera péptica se asocia con los siguientes factores de riesgo:
- Antecedentes de UP en familiares cercanos
- Grupo sanguíneo 0
- Hábito tabáquico
- Bebidas y alimentos que contengan cafeína
- Fármacos, en especial glucocorticoides y antiinflamatorios no esteroideos (AINE), incluido el ácido acetilsalicílico
- Estrés psíquico excesivo
- Infección por Helicobacter pylori
La principal causa de UP es la infección por la bacteria gramnegativa Helicobacter pylori. Aproximadamente el 50% de la población tiene H. pylori en su estómago e intestino delgado proximal. En los pacientes no infectados, la causa más común de UP es el tratamiento farmacológico con AINE. Los factores secundarios que contribuyen a la úlcera y a su posterior inflamación incluyen el exceso de producción de ácido gástrico y la hiposecreción de la protección adecuada de la mucosa.
El síntoma característico de la úlcera duodenal es un dolor corrosivo o urente en el abdomen superior que ocurre de 1 a 3 horas tras una comida. El dolor empeora cuando el estómago está vacío y a menudo desaparece con la ingesta de alimento. Son poco frecuentes el dolor nocturno, las náuseas y los vómitos. Si la erosión progresa más profundamente en la mucosa se produce el sangrado, que puede hacerse evidente como sangre de color rojo brillante en el vómito o como deposiciones negras y pegajosas. Muchas úlceras duodenales curan espontáneamente, aunque con frecuencia recurren tras meses de remisión. El seguimiento médico a largo plazo no suele ser necesario.
Las úlceras gástricas son menos frecuentes que las duodenales y tienen síntomas diferentes. Aunque se alivian con la ingesta, el dolor puede continuar incluso después de una comida. Son más frecuentes la pérdida de apetito, llamada anorexia, así como la pérdida de peso y los vómitos. Las remisiones pueden ser infrecuentes o no existir. El seguimiento médico de las úlceras gástricas debe continuarse durante varios años, porque un pequeño porcentaje de las erosiones se vuelven cancerosas. Las úlceras más graves pueden atravesar la pared del estómago y producir la muerte. Mientras que las úlceras duodenales se dan más frecuentemente en varones entre los 30 y los 50 años, las úlceras gástricas son más frecuentes en mujeres de más de 60 años.
La ulceración en el intestino delgado distal se conoce como enfermedad de Crohn y las erosiones en el intestino grueso se llaman colitis ulcerosa.
Patogenia de la enfermedad por reflujo gastroesofágico
La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es una enfermedad común en la que el contenido ácido del estómago asciende por el interior del esófago. Esto produce una quemazón intensa (ardor de estómago), acompañada a veces por eructos. En casos graves, la ERGE puede ocasionar complicaciones, como esofagitis o úlceras y estenosis esofágicas. Aunque a menudo se piensa que es una enfermedad propia de personas de más de 40 años, la ERGE también puede darse en un porcentaje importante de niños.
La causa de la ERGE suele ser una debilidad del esfínter esofágico inferior. El esfínter ya no puede cerrarse con fuerza, permitiendo que el contenido del estómago suba cuando el estómago se contrae. La ERGE se asocia con obesidad, y la pérdida de peso puede eliminar los síntomas. Otros cambios en el estilo de vida que pueden mejorar los síntomas de la ERGE incluyen la elevación de la cabecera de la cama, evitar las comidas grasas o ácidas, hacer comidas menos abundantes al menos 3 horas antes de irse a dormir y eliminar el consumo de tabaco y alcohol.
Ya que los pacientes a menudo se autotratan esta enfermedad con fármacos de venta sin receta médica, hay que hacer una anamnesis exhaustiva sobre ingesta de medicamentos para obtener pistas sobre la presencia de ERGE. Muchos de los fármacos prescritos para las úlceras pépticas también se usan para tratar la ERGE, con el objetivo principal de reducir la secreción gástrica de ácido. Los tipos de fármacos incluyen los antiácidos, los agonistas de los receptores H2 y los inhibidores de la bomba de protones. Ya que los fármacos sólo proporcionan alivio sintomático, puede llegar a necesitarse la cirugía para eliminar la causa de la ERGE en pacientes con persistencia de la enfermedad.
Farmacoterapia de la úlcera péptica
Antes de empezar el tratamiento farmacológico se suele recomendar a los pacientes que cambien los factores de su estilo de vida que pueden contribuir a la gravedad de la UP o de la ERGE. Por ejemplo, eliminar el consumo de tabaco y alcohol y reducir el estrés suelen permitir la curación de las úlceras y hacen que entren en remisión. Evitar ciertos alimentos y bebidas puede aminorar la gravedad de los síntomas.
Los objetivos del tratamiento farmacológico de la UP son proporcionar un alivio inmediato de los síntomas, favorecer la curación de la úlcera y prevenir la futura recurrencia de la enfermedad. Se dispone de una amplia variedad de fármacos tanto prescritos como de venta sin receta médica. Estos fármacos entran en cuatro clases principales, más un grupo misceláneo:
- Antagonistas de los receptores-H2
- Inhibidores de la bomba de protones
- Antiácidos
- Antibióticos
- Otros fármacos
Para pacientes tratados con AINE, el enfoque inicial para tratar la UP implica cambiar al paciente a una medicación alternativa, como el paracetamol o un inhibidor selectivo de la COX-2. Esto no siempre es posible, porque los AINE son los fármacos de elección para el tratamiento de la artritis crónica y de otras enfermedades asociadas con dolor e inflamación. Si no es posible interrumpir los AINE, o si los síntomas persisten tras retirar los AINE, están indicados los tratamientos antiulcerosos.
Para los pacientes con infección por H. pylori, el principal objetivo del tratamiento farmacológico es la erradicación de la bacteria con antibióticos. El tratamiento sólo con antiulcerosos sin erradicar H. pylori se asocia a una tasa muy alta de recaídas de la UP.
Farmacoterapia con antagonistas de los receptores H2
El descubrimiento de los antagonistas de los receptores H2 en los años setenta marcó un avance esencial en el tratamiento de la UP. Desde entonces están disponibles sin receta médica y a menudo son fármacos de elección en el tratamiento de las alteraciones por hiperacidez del tubo digestivo.
La histamina tiene dos tipos de receptores: H1 y H2. La activación de los receptores H1 produce los síntomas clásicos de inflamación y alergia, mientras que los receptores H2 son responsables del aumento de la secreción de ácido en el estómago. La cimetidina, el primer antagonista de los receptores H2, y otros fármacos de esta clase, son bastante eficaces para la supresión del volumen y acidez de las secreciones de las células parietales. Estos fármacos se usan para tratar los síntomas tanto de la UP como de la ERGE, y varios agentes de este grupo están disponibles sin receta médica para el tratamiento del ardor de estómago.
Todos los fármacos de este grupo tienen perfi les de seguridad similares: los efectos adversos son mínimos y raramente producen abandono del tratamiento. Los pacientes que toman altas dosis o los que tienen alteraciones renales o hepáticas pueden padecer confusión, inquietud, alucinaciones o depresión.
La cimetidina se usa con menos frecuencia que otros antagonistas de los receptores H2 por sus numerosas interacciones fármaco-fármaco (inhibe las enzimas hepáticas que metabolizan los fármacos) y porque tiene que tomarse hasta cuatro veces al día. Los antiácidos no deben tomarse al mismo tiempo que los antagonistas de los receptores H2, porque la absorción de la cimetidina se verá disminuida.
Consideraciones de enfermería
El papel del profesional de enfermería en el tratamiento de la úlcera péptica con antagonistas de los receptores H2 implica un control cuidadoso de la enfermedad del paciente y proporcionarle información relacionada con el tratamiento prescrito. Como algunos bloqueantes de los receptores H2 se encuentran disponibles sin receta médica, compruebe si el paciente usa alguno de estos fármacos para evitar duplicaciones del tratamiento.
Si están tomando formulaciones de venta sin receta médica, hay que recomendar a los pacientes que busquen atención médica si los síntomas persisten o reaparecen. El dolor epigástrico persistente o el ardor de estómago pueden ser síntomas de una enfermedad más grave que requiera un tratamiento médico distinto.
Las preparaciones intravenosas de antagonistas de los receptores H2 se usan a veces. Ya que se han descrito arritmias e hipotensión con la cimeticina IV, se suelen administrar la ranitidina o la famotidina si es necesario usar la vía IV.
Los fármacos de este tipo normalmente se toleran bien. Las reacciones adversas del SNC como mareo, somnolencia, confusión y cefalea son más probables en pacientes ancianos. Compruebe la función hepática y renal. Estos fármacos se excretan principalmente por los riñones, y los pacientes con una función renal alterada pueden necesitar dosis menores y es más probable que sufran efectos adversos debido a la acumulación del fármaco en la sangre. Estos fármacos pueden producir hepatotoxicidad, aunque es rara. El uso a largo plazo de antagonistas de los receptores H2 puede producir deficiencia de vitamina B12 porque disminuyen su absorción. Pueden ser necesarios suplementos de hierro, ya que este mineral se absorbe mejor en un ambiente ácido. Valore el HC del paciente para descartar anemia en caso de uso de estos fármacos a largo plazo. La seguridad de estos fármacos durante el embarazo y la lactancia no ha sido establecida (categoría B de riesgo en el embarazo).
Educación del paciente
La educación del paciente en relación con los antagonistas de los receptores H2 debería incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos basales como las constantes vitales y la existencia de alteraciones cardíacas o renales subyacentes, la existencia de embarazo y los posibles efectos adversos. Incluya los siguientes puntos cuando instruya al paciente sobre los antagonistas de los receptores H2:
- Acudir a todas las citas programadas en el laboratorio para las pruebas de función hepática y renal.
- No tomar otros fármacos prescritos, medicaciones de venta sin receta, productos de herbolario, vitaminas o minerales sin informar a su profesional sanitario.
- No consumir alcohol ni tabaco mientras esté tomando esta medicación.
- Informar al profesional sanitario si está amamantando o embarazada.
- Informar inmediatamente si tiene fiebre o hematomas excesivos.
- Informar inmediatamente si vomita sangre o tiene deposiciones oscuras.
Farmacoterapia con inhibidores de la bomba de protones
Los inhibidores de la bomba de protones actúan bloqueando la enzima responsable de la secreción de ácido clorhídrico en el estómago. Se usan ampliamente en los tratamientos a corto plazo de la UP y de la ERGE.
Los inhibidores de la bomba de protones reducen la secreción de ácido en el estómago al unirse de forma irreversible a la enzima H+, K+-ATPasa. En las células parietales del estómago, esta enzima ac túa como una bomba para liberar ácido (también llamado H+ o protones) a la superficie de la mucosa digestiva. Los inhibidores de la bomba de protones reducen la secreción de ácido en mayor grado que los antagonistas de los receptores H2 y tienen una mayor duración de acción. Todos los agentes de este tipo tienen una eficacia y unos efectos adversos similares.
Pueden ser necesarios varios días de tratamiento con el inhibidor de la bomba de protones antes de que el paciente note un alivio del dolor ulceroso. Los efectos beneficiosos siguen durante 3 a 5 días después de que el fármaco se haya retirado. Estos fármacos sólo se usan para el control a corto plazo de las úlceras pépticas y la ERGE: la duración típica del tratamiento suele ser 4 semanas. El omeprazol y el lansoprazol se usan con antibióticos para erradicar H. pylori. Los nuevos agentes esomeprazol y pantoprazol ofrecen la ventaja de necesitar sólo una dosis al día.
Los efectos adversos de los inhibidores de la bomba de protones son poco frecuentes. Las más comunes incluyen cefalea, dolor abdominal, diarrea, náuseas y vómitos.
Consideraciones de enfermería
El papel del profesional de enfermería en el tratamiento de la úlcera péptica con inhibidores de la bomba de protones implica un control cuidadoso de la enfermedad del paciente y proporcionarle información sobre el tratamiento prescrito. Los inhibidores de la bomba de protones suelen tolerarse bien en el tratamiento a corto plazo. Con el tratamiento a largo plazo se debe vigilar la función hepática periódicamente, así como la gastrina en suero, porque la hipersecreción de gastrina se produce con la supresión constante de ácido. Generalmente, los inhibidores de la bomba de protones no se usan durante el embarazo y lactancia; oscilan entre las categorías B (rabeprazol) y C (omeprazol y lansoprazol) de riesgo en el embarazo. Los inhibidores de la bomba de protones afectarán a la absorción de medicamentos, vitaminas y minerales que necesitan un ambiente ácido en el estómago. Averigüe los antecedentes de consumo tabáquico del paciente, porque el tabaco aumenta la producción gástrica de ácido.
Administre estos fármacos 30 minutos antes de comer, normalmente antes del desayuno. Los inhibidores de la bomba de protones son inestables en ambiente ácido y tienen una cubierta entérica para ser absorbidos en el intestino delgado. Estos fármacos pueden administrarse al mismo tiempo que los antiácidos.
Los inhibidores de la bomba de protones con frecuencia se administran con claritromicina para el tratamiento de H. pylori.
Vigile las reacciones adversas como diarrea, cefalea y mareos.
Los inhibidores de la bomba de protones son un tipo de fármacos relativamente nuevo; por tanto, los efectos a largo plazo no han sido determinados por completo.
Educación del paciente
La educación del paciente en relación con los inhibidores de la bomba de protones debería incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos basales, como las constantes vitales, procedimientos diagnósticos y pruebas de laboratorio, y la existencia de alteraciones subyacentes, como alcalosis metabólica e hipocalcemia, y las reacciones adversas. Incluya los puntos siguientes cuando instruya al paciente sobre los inhibidores de la bomba de protones:
- Tomar la medicación antes de las comidas, preferiblemente antes del desayuno.
- Informar si tiene diarrea significativa.
- No triturar, romper ni masticar la medicación.
- Evitar el tabaco, alcohol y comidas que produzcan malestar gástrico.
- Informar inmediatamente si tiene sangrado digestivo, náuseas, dolor abdominal, ardor de estómago o cefalea.
- Informar inmediatamente si aparece dolor con la micción o sangre en la orina.
- No amamantar mientras se esté tomando este fármaco.
- Tomar alimentos con bacterias beneficiosas, como yogur o acidófilos para sustituir a las bacterias beneficiosas.
- Si aparece ardor de estómago, dormir con una cuña de espuma o elevadores colocados bajo la cabecera de la cama para mantener la cabeza elevada 30°.
Farmacoterapia con antiácidos
Los antiácidos son sustancias alcalinas que se han usado para neutralizar el ácido del estómago desde hace siglos. Estos agentes se encuentran libremente disponibles como fármacos de venta sin receta médica.
Antes del desarrollo de los antagonistas de los receptores H2 y de los inhibidores de la bomba de protones, los antiácidos eran el pilar central del tratamiento farmacológico de la úlcera péptica y la ERGE. De hecho, muchos pacientes siguen usando estos fármacos baratos y fácilmente asequibles sin receta médica. Aunque los antiácidos proporcionan un alivio temporal del ardor de estómago y la indigestión, ya no se recomiendan como fármacos de elección para la UP. Esto se debe a que los antiácidos no fomentan la curación de la úlcera ni ayudan a erradicar H. pylori.
Los antiácidos son compuestos alcalinos inorgánicos de aluminio, magnesio, sodio o calcio. Las combinaciones de hidróxido de aluminio y de hidróxido de magnesio, el tipo más frecuente, son capaces de neutralizar rápidamente el ácido gástrico. Están disponibles en comprimidos masticables y en formulaciones líquidas. Unos pocos productos combinan antiácidos y bloqueantes de los receptores H2 en un solo comprimido; por ejemplo, una forma comercial contiene carbonato cálcico, hidróxido de magnesio y famotidina.
A veces se añade simeticona a las preparaciones de antiácidos, porque reduce las burbujas de gas que producen hinchazón y malestar. Por ejemplo, una forma comercial contiene simeticona, hidróxido de aluminio e hidróxido de magnesio.
La simeticona se clasifica como un antiflatulento, porque reduce el gas. También está disponible sola en productos de venta sin receta médica.
La automedicación con antiácidos es segura a menos que se tomen en cantidades extremadamente grandes. Aunque los antiácidos actúan en 10 a 15 minutos, su duración de acción sólo es de 2 horas; por ello deben tomarse a menudo a lo largo del día. Los antiácidos que contienen sodio, calcio o magnesio pueden hacer que se absorban estos minerales en la circulación sistémica. La absorción de los antiácidos no tiene importancia clínica a menos que el paciente consuma una dieta baja en sodio o tenga una función renal alterada, lo que podría condicionar una acumulación de estos minerales. De hecho, algunos fabricantes anuncian sus productos antiácidos con una base de calcio como suplemento de minerales. Los pacientes deben seguir las instrucciones del prospecto con atención y no sobrepasar las dosis recomendadas.
Consideraciones de enfermería
El papel del profesional de enfermería en el tratamiento con antiácidos para la UP implica un control cuidadoso de la enfermedad del paciente y proporcionarle información relacionada con el tratamiento farmacológico prescrito. Los antiácidos son sólo para un uso ocasional, y los pacientes deben buscar atención médica si los síntomas persisten o recurren. Obtenga una anamnesis que incluya el uso de medicamentos de venta sin receta médica y prescritos. Compruebe si el paciente presenta signos de insuficiencia renal; los antiácidos que contienen magnesio deben usarse con precaución en estos pacientes. Puede darse hipermagnesemia en pacientes con alteración renal, porque los riñones no son capaces de excretar el exceso de magnesio. Los productos con base de magnesio y de aluminio pueden producir diarrea y los que contienen calcio pueden producir estreñimiento.
Educación del paciente
La educación del paciente en relación con el tratamiento con antiácidos debería incluir los objetivos del tratamiento, los motivos para obtener datos basales, como las constantes vitales, y la existencia de alteraciones cardíacas o renales subyacentes o déficit de fosfatos, y las posibles reacciones adversas. Incluya los puntos siguientes cuando instruya al paciente acerca del tratamiento con antiácidos:
- Acudir a todas las citas previstas al laboratorio para vigilar los niveles de fósforo y calcio.
- No tomar antiácidos con magnesio si padece una enfermedad renal.
- No tomar antiácidos con sodio si padece insuficiencia cardíaca o hipertensión arterial.
- Tomar los antiácidos al menos 2 horas antes que las demás medicaciones orales, porque la absorción del fármaco puede verse alterada.
- Observar la cantidad y consistencia de las deposiciones, porque los antiácidos pueden alterar la actividad intestinal.
- La medicación puede hacer que las deposiciones tengan una coloración blanca.
- Agitar bien las preparaciones líquidas antes de dispensarlas.
- Masticar bien los comprimidos hasta que estén humedecidos antes de tragarlos.
Farmacoterapia con tratamiento antibiótico combinado
La bacteria gramnegativa H. pylori se asocia al 90% de los pacientes con úlceras duodenales y al 70% de los que padecen úlcera gástrica. También se asocia de forma importante con el cáncer gástrico. Para eliminar más rápido y por completo las úlceras pépticas, se usa la terapia combinada con varios antibióticos para erradicar esta bacteria.
H. pylori se ha adaptado bien como patógeno humano inventando formas de neutralizar la alta acidez que lo rodea y produciendo sustancias químicas llamadas adhesinas que le permiten pegarse fuertemente a la mucosa digestiva. Las infecciones por H. pylori pueden permanecer activas de por vida si no se tratan adecuadamente. La eliminación de este organismo permite que las úlceras curen más rápidamente y permanezcan más tiempo en remisión. Los siguientes antibióticos se usan normalmente para este propósito:
- amoxicilina
- claritromicina
- metronidazol
- tetraciclina
- subsalicilato de bismuto o citrato bismuto de ranitidina
Se administran dos o más antibióticos al mismo tiempo para aumentar la eficacia del tratamiento y para disminuir la posible resistencia bacteriana. Los antibióticos también se combinan con un inhibidor de la bomba de protones o un antagonista de los receptores H2. Los compuestos con bismuto a veces se añaden al régimen antibiótico. Aunque técnicamente no son antibióticos, los compuestos con bismuto inhiben el crecimiento bacteriano y evitan que el H. pylori se adhiera a la mucosa gástrica. El tratamiento antibiótico suele durar de 7 a 14 días.
Otros fármacos para la úlcera péptica
Existen otros fármacos que ayudan a tratar la UP. El sucralfato consta de sacarosa (un azúcar) con hidróxido de aluminio (un antiácido). El fármaco produce una sustancia gruesa y parecida a un gel que cubre la úlcera, protegiéndola de una mayor erosión y favoreciendo la curación. No afecta a la secreción de ácido gástrico. Aparte del estreñimiento, sus reacciones adversas son mínimas, porque muy poco fármaco se absorbe desde el tubo digestivo. El principal inconveniente del sucralfato es que debe tomarse cuatro veces al día.
El misoprostol inhibe la secreción ácida gástrica y estimula la producción de moco protector. Su principal uso es la prevención de úlceras pépticas en pacientes que toman altas dosis de AINE o glucocorticoides. La diarrea y los dolores cólicos son relativamente frecuentes. Clasificado como fármaco de categoría X de riesgo en el embarazo, el misoprostol está contraindicado en este período.
Antes de que se descubrieran fármacos más seguros y efectivos, los anticolinérgicos como la atropina se usaban para tratar las úlceras pépticas. La pirencepina es un bloqueante colinérgico (muscarínico) disponible en Canadá que inhibe la secreción de ácido gástrico. Aunque la acción de la pirencepina es en parte selectiva para el estómago, es posible que aparezcan otros efectos anticolinérgicos, como sequedad de boca y estreñimiento. Los anticolinérgicos apenas se usan hoy en día para la UP, debido a la disponibilidad de otros fármacos más seguros y efectivos.