Fitoterapia y terapias alternativas

Los suplementos fitoterápicos y las terapias alternativas constituyen una industria que mueve miles de millones de dólares. A pesar de que estos tratamientos no han sido sometidos a un estudio científico tan exhaustivo como los medicamentos de venta con receta, los consumidores recurren a ellos por diversos motivos: muchos individuos tienen la sensación de que las sustancias naturales tienen un mayor poder curativo que los medicamentos sintéticos; el fácil acceso a los suplementos fitoterápicos a un coste razonable, combinado con unas estrategias de marketing efectivas, ha convencido a muchos consumidores para que los prueben. Este capítulo analiza el papel de las terapias complementarias y alternativas en la prevención y el tratamiento de la enfermedad.

Conceptos clave

Los conceptos clave proporcionan un breve resumen de los aspectos más importantes de cada uno de los apartados correspondientes dentro del capítulo. Si alguno de estos puntos no está claro, acuda al apartado correspondiente para su revisión.

La medicina complementaria y alternativa comprende terapias y métodos curativos muy diversos empleados por muchos individuos para prevenir la enfermedad y la autocuración.

Los productos naturales a base de plantas se han estado usado como medicinas durante miles de años.

Los fitofármacos están disponibles en diversas formulaciones, algunas contienen extractos estandarizados y otras contienen la hierba completa.

Los fitofármacos y los suplementos dietéticos están regulados por la Dietary Supplement Health and Education Act de 1994, que no exige la comprobación de la seguridad ni la eficacia del producto antes de su comercialización.

Los productos naturales pueden tener actividad farmacológica y provocar efectos adversos, incluyendo interacciones significativas con los medicamentos prescritos.

Los suplementos especiales son productos dietéticos no herbarios que se emplean para mejorar una amplia variedad de funciones corporales. Al igual que los fitofármacos, la mayoría de ellos no se someten a estudios científicos y controlados.


Terapias alternativas

La medicina complementaria y alternativa (MCA) comprende un conjunto de terapias y métodos curativos muy diversos que se sitúan fuera de la atención sanitaria principal. A pesar de esta diversidad, los principales métodos de la MCA presentan características comunes:

  • Se centran en el tratamiento de cada persona como un individuo.
  • Tienen una visión integral del individuo.
  • Hacen hincapié en la integración de cuerpo y mente.
  • Fomentan la prevención de la enfermedad, el autocuidado y la autocuración.
  • Reconocen el papel de la espiritualidad en la salud y la curación.

La popularidad que está adquiriendo la MCA ha despertado el interés por determinar su efectividad, o su falta de ella. Aunque la investigación de estos métodos alternativos ya está en marcha, son pocas las terapias de la MCA que se han sometido a estudios científicos y clínicos rigurosos. Es probable que algunas de estas terapias se demuestren ineficaces, mientras que otras pasan a formar parte de los tratamientos predominantes. La línea que separa las terapias alternativas y las consideradas principales está en constante cambio; así, un número cada vez mayor de profesionales sanitarios aceptan las terapias MCA y las recomiendan a sus pacientes. La tabla 11.1 describe algunas de estas terapias.

Los profesionales de enfermería conocen desde hace tiempo el valor de la MCA en la prevención y el tratamiento de la enfermedad; la oración, la meditación, el masaje y el yoga, entre otros, se han usado durante siglos para tratar tanto el cuerpo como la mente. Desde un punto de vista farmacológico, gran parte del valor de estas terapias reside en la reducción de la necesidad de medicación. Por ejemplo, si el uso de fitofármacos, el masaje o la biorretroalimentación logran reducir la ansiedad de un paciente, su necesidad de ansiolíticos puede verse reducida o eliminada. La reducción de las dosis logrará la disminución de los efectos adversos y un mayor cumplimiento terapéutico.

El profesional de enfermería debe ser considerado si un paciente muestra la necesidad de emplear una terapia alternativa y debe evitar los juicios de valor. Al mismo tiempo, debe informar a los pacientes tanto de las ventajas como de las limitaciones para que estos puedan tomar una decisión informada y racional sobre su tratamiento. Tanto la farmacoterapia como las terapias alternativas pueden desempeñar un papel esencial o complementario en la curación integral del paciente.

Tabla 11-1. Terapias alternativas y complementarias
Método curativoEjemplos
actividades cuerpo-mente
  • yoga
  • meditación
  • hipnosis
  • visualización guiada
  • biorretroalimentación
  • terapias basadas en el movimiento (ej. música, baile)
curación manual
  • masaje
  • presoterapia
  • terapias de campos bioenergéticos aplicadas mediante las manos
espiritual
  • chamanes
  • fe y oración
métodos asistenciales alternativos
  • naturopatía
  • homeopatía
  • quiropraxia
  • medicina nativa americana (ej. la cabaña de sudación o la rueda de la medicina)
  • medicina tradicional china (ej. acupuntura, hierbas medicinales chinas)
terapias naturales
  • plantas medicinales
  • suplementos nutricionales
  • dietas especiales
otros
  • bioelectromagnetismo
  • tratamientos depurativos
  • terapias con animales

Breve historia de los productos naturales con propiedades terapéuticas

Técnicamente, una hierba medicinal es una planta medicinal sin tejido leñoso, como tallo o corteza. Sin embargo, con el tiempo ambos términos han acabado usándose de forma intercambiable para referirse a cualquier producto vegetal como condimento en la alimentación o como medicina.

Se ha registrado el uso de plantas medicinales durante miles de años. Uno de los primeros registros sobre el empleo de productos vegetales con este fin fue una receta de ajo en el año 3000 a.C. Tanto la medicina occidental como la oriental han registrado miles de plantas medicinales y asociaciones de estas con un supuesto valor terapéutico. Algunos de los suplementos fitoterápicos más populares y sus supuestas aplicaciones se enumeran en la tabla 11.2.

Con el nacimiento de la industria farmacéutica, a finales del siglo xix, el interés por las hierbas medicinales comenzó a disminuir. Los fármacos sintéticos podían estandarizarse, producirse y distribuirse con un coste más bajo que estos productos naturales.

Los organismos reguladores exigían que los productos fueran seguros y eficaces, lo que llevó a retirar del mercado muchos de ellos. La asistencia sanitaria dio preferencia a diagnosticar y tratar enfermedades específicas sobre el fomento del bienestar y el cuidado integral. Además, la mayoría de las terapias alternativas dejaron de enseñarse en las escuelas de medicina y enfermería, ya que se consideraban reliquias del pasado sin base científica.

Desde los años setenta y hasta el momento actual, la fitoterapia y las terapias alternativas han experimentado un resurgimiento notable, tanto que la mayoría de los adultos estadounidenses toman actualmente plantas medicinales de forma regular o las han tomado en el pasado. Este aumento de la popularidad se debe a diversos factores, como una mayor disponibilidad de fitofármacos, la publicidad agresiva de esta industria, una mayor atención a las alternativas naturales y un renovado interés por la medicina preventiva. El envejecimiento gradual de la población ha llevado a un aumento del número de pacientes que buscan alternativas terapéuticas para circunstancias crónicas como el dolor, la artritis, el tratamiento hormonal de restitución y los problemas de próstata. Además, el elevado precio de los medicamentos de venta con receta ha llevado a una búsqueda de alternativas más baratas. Por otra parte, los profesionales de enfermería han sido fundamentales en la promoción del autocuidado y la recomendación de las terapias de la MCA a los pacientes.

Tabla 11-2. Lista de ventas de suplementos fitoterápicos
ListaPlanta medicinalElemento medicinalUso(s) principal(es)
1ajobulboreducción del nivel de colesterol en sangre, disminución de la presión arterial y empleo como anticoagulante
2equináceatoda la plantarefuerzo del sistema inmunitario y reducción de la inflamación
3palmito salvajefruto maduro/bayasalivio de problemas urinarios relacionados con la hipertrofia prostática
4ginkgohojas y semillasmejoría de la memoria y alivio del vértigo
5sojabrotesfuente de proteínas, vitaminas y minerales; alivio de los síntomas de la menopausia, prevención de enfermedades cardiovasculares y del cáncer
6arándano rojobayas/zumosprevención de infecciones urinarias
7ginsengraícesalivio del estrés, refuerzo del sistema inmunitario y reducción de la fatiga
8cimífuga racemosaraícesalivio de los síntomas de la menopausia
9hierba de San Juanflores, hojas y tallosalivio de la depresión, la ansiedad y la inflamación
10cardo marianosemillastratamiento depurativo y protección frente a hepatopatías
11onagrasemillas/aceitesfuente de ácidos grasos esenciales, alivio de los síntomas premenstruales o menopáusicos, alivio de la artritis reumatoide y otros síntomas inflamatorios
12valerianaraícesalivio del estrés y ayuda para conciliar el sueño
13té verdehojastratamiento antioxidante; disminución del colesterol LDL; prevención del cáncer; alivio de problemas gástricos, náuseas y vómitos
14arándanobayas/hojasantidiarreico, mejora y protección de la visión y tratamiento antioxidante
15semilla de uvasemillas/aceitesfuente de ácidos grasos esenciales, tratamiento antioxidante y restablecimiento de la microcirculación a los tejidos

Fórmulas de los fitofármacos

La sustancia química con actividad farmacológica presente en un fitofármaco puede extraerse de una única parte de la planta o de toda ella. Por ejemplo, los principios activos de la camomila se encuentran en la porción que crece sobre la superficie, lo que incluye las hojas, el tallo y las flores. En otras hierbas, como el jengibre, las propiedades curativas se encuentran en las raíces y rizomas que crecen bajo tierra. Por ello, si se recogen hierbas para uso doméstico es esencial saber qué parte de la planta contiene el principio activo.

La mayoría de los fármacos modernos contienen un único principio activo que se ha estandarizado y cuantificado de forma precisa para administrarse al paciente en cantidades concretas.

Un error habitual es creer que las hierbas medicinales también contienen un único principio activo que, al igual que los fármacos, puede extraerse y administrarse a los pacientes en dosis precisas. La realidad es que las hierbas medicinales pueden contener docenas de principios activos, muchos de los cuales aún no se han aislado, estudiado ni tan siquiera identificado. Incluso es posible que algunas de estas sustancias trabajen juntas de forma sinérgica, por lo que no tendrían la misma actividad si se aislasen. Además, la potencia de un fitofármaco puede variar dependiendo del modo de cultivo de la hierba, su recolección y su almacenaje.

Últimamente se han realizado diversos intentos de estandarizar los fitofármacos empleando marcadores como el contenido de flavonas del ginkgo o el de lactonas del kava kava. Sin embargo, hasta que la ciencia sea capaz de conocer mejor estas sustancias, es mejor considerar que el principio activo de una hierba medicinal es la hierba en su conjunto y no simplemente una única sustancia química. La figura 11.1 recoge un ejemplo de los componentes y la estandarización del Ginkgo biloba.

Las dos fórmulas básicas de los fitofármacos son sólidas y líquidas. Las primeras incluyen píldoras, comprimidos y cápsulas elaboradas a partir de hierbas desecadas; otros productos sólidos son pomadas o ungüentos de administración tópica.

Para la elaboración de las fórmulas líquidas se extraen los principios activos de la planta empleando disolventes como el agua, el alcohol o el glicerol; los líquidos resultantes se prepararán posteriormente en diversas concentraciones para su administración.

Fig. 11-1 Fig. 11-1

Fig. 11-1. Dos etiquetas de Ginkgo biloba. Obsérvese la falta de estandarización en (A) 60 mg del extracto, 24% de flavoglucósidos de ginkgo y 6% de terpenos y en (B) 50:1 extracto de hoja de ginkgo, 24% de flavoglucósidos de ginkgo.

Normativa de los fitofármacos y los suplementos dietéticos

Desde la aprobación de la Food, Drug, and Cosmetic Act de 1936, los estadounidenses esperan que todos los fármacos aprobados, de venta con y sin receta, hayan superado estrictos controles de seguridad antes de salir al mercado. Es más, se espera que se haya comprobado la eficacia de estos fármacos y que proporcionen los beneficios médicos declarados por el fabricante. Sin embargo, los estadounidenses no pueden ni deben esperar los mismos niveles de calidad en los fitofármacos, ya que estos productos están regulados por una ley mucho menos estricta, la Dietary Supplement Health and Education Act (DSHEA) de 1994.

De acuerdo con esta ley, los «suplementos dietéticos» están específicamente excluidos de la Food, Drug, and Cosmetic Act. Los suplementos dietéticos son productos diseñados para reforzar o completar la dieta, tales como plantas medicinales, vitaminas, minerales u otros extractos o metabolitos que no estén ya reconocidos como fármacos por la FDA.

Un punto fuerte de la legislación es que otorga a la FDA la capacidad de retirar del mercado cualquier producto que suponga un riesgo «significativo o poco razonable» para la población, al tiempo que exige que estos productos aparezcan claramente etiquetados como «suplementos dietéticos».

Desgraciadamente, la DSHEA tiene varios fallos importantes que se han traducido en una falta de estandarización en la industria de los suplementos dietéticos y en una menor protección para el consumidor:

  • No existe obligación de someter los suplementos dietéticos a pruebas antes de comercializarlos.
  • El fabricante no tiene que demostrar su eficacia.
  • El fabricante no tiene que demostrar la seguridad del suplemento dietético; sin embargo, para retirarlo del mercado, el gobierno tiene que demostrar que el suplemento no es seguro.
  • Los suplementos dietéticos deben reflejar que el producto no está diseñado para diagnosticar, tratar, curar ni prevenir una enfermedad; sin embargo, la etiqueta puede contener afirmaciones sobre el efecto del producto en la estructura y las funciones del organismo, como por ejemplo:
    • Ayuda a reforzar el sistema inmunitario
    • Reduce la ansiedad y el estrés
    • Refuerza la función cardiovascular
    • Ayuda a aliviar el dolor y la inflamación

La DSHEA no regula la fidelidad de la etiqueta; el producto puede o no contener la sustancia referida en la cantidad declarada.

Acciones farmacológicas y seguridad de los fitofármacos

Una idea clave a recordar cuando se trata de terapias alternativas es que «natural» no siempre significa «mejor» o «seguro». No hay ninguna duda de que algunas plantas medicinales contienen principios químicos tan potentes como los medicamentos comercializados actualmente, e incluso tal vez más eficaces. Miles de años de experiencia, combinados con la investigación científica actual, han demostrado que algunos remedios herbarios tienen acciones terapéuticas. Sin embargo, el origen natural de una sustancia no la convierte en segura ni eficaz. Por ejemplo, la hiedra venenosa es natural pero, por supuesto, no es segura ni terapéutica. Por otra parte, los productos naturales no siempre suponen una mejora sobre las terapias convencionales en el tratamiento de ciertas enfermedades y, de hecho, pueden no tener ningún valor. Lo que es más, un paciente que sustituye un tratamiento médico establecido y efectivo por una terapia alternativa no probada puede retrasar su curación, sufrir efectos perjudiciales y poner en peligro su salud.

Algunos fitofármacos contienen ingredientes que interactúan con los fármacos convencionales. Por ello, cuando se realiza la anamnesis, el profesional de enfermería debe preguntar sobre el uso de suplementos dietéticos. Asimismo, debe advertir a los pacientes que reciben medicamentos en los que existe posibilidad de desarrollar efectos adversos graves, como la insulina, la warfarina o la digoxina, que no deben tomar ningún fitofármaco ni suplemento dietético sin hablar primero con el médico. Estas interacciones también se recogen, siempre que sea preciso, en los apartados de fármaco prototípico del texto.

Otra precaución que debe considerarse con los productos naturales es la relativa a las reacciones alérgicas. La mayoría de los fitofármacos contienen una mezcla de ingredientes y es habitual encontrar docenas de sustancias químicas en tés e infusiones elaboradas con flores, hojas o raíces de plantas. Por tanto, los pacientes con alergias conocidas a ciertos alimentos o medicamentos deben consultar a su médico antes de comenzar a tomar cualquier fitofármaco. Siempre es interesante tomar la mínima cantidad posible cuando se comienza un tratamiento fitoterápico, incluso por debajo de la dosis recomendada, para comprobar si aparecen alergias o cualquier otro efecto adverso.

Los profesionales de enfermería tienen la obligación de conocer la información médica más actualizada en materia de fitofármacos, ya que es bastante probable que sus pacientes los utilicen para complementar los tratamientos convencionales. Debe aconsejarse a los pacientes que mantengan una actitud escéptica ante las afirmaciones que aparecen en las etiquetas de los suplementos dietéticos y que obtengan la información sanitaria de fuentes fiables. Los profesionales de enfermería no deben condenar nunca el empleo de terapias alternativas por parte del paciente, sino que deben apoyarlo y procurar entender los objetivos del paciente al tomar estos suplementos. A menudo el profesional sanitario tendrá que informar al paciente sobre el papel de las terapias de la MCA en el tratamiento de sus trastornos y discutir qué tratamiento o combinación de tratamientos le ayudará a alcanzar sus objetivos de salud.

Suplementos especiales

Los suplementos especiales son productos dietéticos no herbarios que se emplean para mejorar una amplia variedad de funciones corporales. Constituyen un grupo diverso de sustancias obtenidas de fuentes vegetales y animales. Sus acciones son más específicas que las de los fitofármacos y suelen administrarse para una alteración determinada o un número limitado de trastornos.

En general, existe una razón legítima para el uso de suplementos especiales. Por ejemplo, la condroitina y la glucosamina son sustancias orgánicas naturales necesarias para el crecimiento y el mantenimiento de los cartílagos; los aminoácidos son las unidades de construcción de las proteínas del músculo, y los aceites de lino y de pescado contienen ácidos grasos omega-3 que han demostrado su eficacia en la reducción del riesgo de cardiopatía en algunos pacientes.

Al igual que ocurre con los fitofármacos, la relación entre la mayoría de los suplementos especiales y sus supuestos beneficios no está clara. En algunos casos, el cuerpo ya posee la sustancia en una cantidad suficiente y es posible que la ingesta de cantidades adicionales no reporte ningún beneficio. En otros casos, el suplemento se comercializa para tratar trastornos ante los que no ha demostrado ser efectivo. La buena noticia es que estas sustancias no suelen ser perjudiciales, salvo que se tomen en grandes cantidades. Sin embargo, la mala noticia es que pueden darle al paciente falsas esperanzas de una cura sencilla para enfermedades crónicas como las cardiopatías o el dolor en la artrosis. Al igual que ocurre con los fitofármacos, el profesional sanitario debe aconsejar al paciente que se muestre escéptico ante las afirmaciones sobre el empleo de estos suplementos.

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