Salud Espiritual
Conceptos clave
Atender a la espiritualidad de un paciente garantiza un enfoque holístico de la práctica de enfermería.
Los resultados beneficiosos para la salud se producen cuando las personas pueden ejercer sus creencias espirituales.
Con frecuencia se intercambian la espiritualidad y la religión, pero la espiritualidad es un concepto mucho más amplio y más unificador que la religión.
La espiritualidad es sumamente personal y única para cada persona.
La fe y la esperanza están estrechamente unidas al bienestar espiritual de una persona, proporcionando una fortaleza interior para abordar la enfermedad y la discapacidad.
Cuando los pacientes experimentan una enfermedad aguda o crónica o una enfermedad terminal, los recursos espirituales o les ayudan a recuperarse, o aparece el sufrimiento espiritual.
Una valoración espiritual es lo más acertado cuando la enfermera aplica el conocimiento que es pertinente a la comunicación terapéutica, los principios de la pérdida y el duelo y el conocimiento de las prácticas del cuidado.
La naturaleza personal de la espiritualidad requiere una comunicación abierta y establecer la confianza entre la enfermera y el paciente.
Las enfermeras deben valorar si las creencias religiosas de un paciente están en conflicto con el tratamiento médico.
Una parte importante de la valoración espiritual es averiguar quién compone la comunidad de fe del paciente.
Hacer sentir la presencia implica prestar atención, responder a preguntas, tener una actitud alentadora y expresar un sentimiento de confiar y ser confiable.
La conexión y el compañerismo con otras personas son una fuente de esperanza para un paciente.
Parte del entorno de cuidados de un paciente es la presencia habitual de la familia, los amigos y los consejeros espirituales.
La oración es un recurso de afrontamiento efectivo de los síntomas físicos y psicológicos.
Al evaluar los cuidados espirituales, los resultados exitosos revelan que el paciente desarrolla un sentido creciente o recuperado de la conexión con la familia y que mantiene, renueva o reforma un sentido del propósito en la vida.