P15. Enema

Indicaciones y fundamentos de la administración de un enema

Un enema es la introducción de líquido en el recto por medio de un tubo, y se utiliza:

  • Para aliviar el estreñimiento intenso. Las posibles complicaciones del estreñimiento no resuelto incluyen dolor y distensión abdominal; confusión, náuseas y vómitos; diarrea por rebosamiento; obstrucción abdominal o perforación.
  • Para evacuar el intestino antes de un procedimiento quirúrgico o de un estudio.
  • Para administrar medicamentos.

Una enfermera cualificada puede evaluar, diagnosticar y recetar un enema pertinente para corregir un estreñimiento intenso. Ésta es una función especializada, reconocida mediante un grado certificable por el Nursing and Midwifery Council. El conocimiento de los criterios Roma II para el estreñimiento (tabla 15-1) ofrece la guía para el diagnóstico de estreñimiento, al igual que un tacto rectal (P35).


Tabla 15-1. Criterios Roma II para el estreñimiento (adultos)

Para el diagnóstico de estreñimiento es necesario que se hayan presentado dos o más de los siguientes síntomas durante al menos 3 meses (no necesariamente consecutivos) en los 12 meses previos:

  1. Esfuerzo al defecar al menos en una cuarta parte de las defecaciones
  2. Heces voluminosas o duras al menos en una cuarta parte de las defecaciones
  3. Sensación de evacuación incompleta en al menos una cuarta parte de las defecaciones
  4. Menos de tres defecaciones a la semana
  5. Maniobras manuales para facilitar una cuarta parte de las defecaciones (ej. evacuación digital o soporte del suelo pélvico)
  6. No hay heces sueltas y no son suficientes los criterios para diagnosticar un síndrome de intestino irritable

Equipo y material

  1. Superficie plana/bandeja/carrito.
  2. Enema pautado (a la temperatura corporal).
  3. Cubierta protectora para la cama.
  4. Lubricante hidrosoluble.
  5. Guantes desechables.
  6. Delantal.
  7. Gasas/pañuelo de papel.
  8. Orinal/acceso al lavabo/baño.
  9. Recipiente para los materiales desechables que se hayan utilizado.

Tipos de enema

Hay tres tipos principales de enema (fig. 15-1):

  1. Medicinal. Enemas que contienen medicamentos, que deben retenerse el mayor tiempo posible y que se insertan muy lentamente en el transcurso de unos 30 min.
  2. Evacuante. Enemas estimulantes que suelen expulsarse con materia fecal y flatos, a los pocos minutos; suelen utilizarse soluciones que contienen fosfato o citrato de sodio.
  3. Retención. Enemas que reblandecen y lubrican las heces y que habrán de retenerse durante un tiempo especificado; por lo general contienen aceite de oliva o de cacahuete. Se pueden insertar, por ejemplo, a la hora de acostarse para retenerse durante la noche y así lograr una acción de eficiencia máxima. La rapidez con la que se introduzca el líquido influirá en el peristaltismo: cuanto más rápida sea la introducción, tanto más intenso será el efecto y, por tanto, habrán de administrarse lentamente.

Fig. 15-1

Fig. 15-1. Ejemplos de enemas desechables.

Microenemas

Estos enemas ocasionan menos malestar a los pacientes. Los otros enemas se obtienen con tubos de administración largos para facilitar su inserción por parte de los pacientes. Antes de la administración de cualquier enema, la enfermera deberá verificar que el paciente no es alérgico al látex, al fosfato o a los cacahuetes (los enemas de aceite de arachis contienen aceite de cacahuete).

Directrices y propósito de este procedimiento de enfermería

  • Explicar al paciente el procedimiento de enfermería para obtener su consentimiento y cooperación y verificar si hay un problema rectal previo.
  • Reunir y preparar el equipo y el material para un procedimiento eficiente.
  • Calentar el enema sumergiéndolo en un vaso de agua. Mallett y Dougherty (2000) recomiendan una temperatura de 40,5 a 43,5 °C para reducir así el riesgo de espasmo intestinal y shock.
  • Si es necesario, permitir al paciente vaciar primero la vejiga para reducir el malestar durante el procedimiento.
  • Garantizar la privacidad del paciente y ayudarle a adoptar la posición lateral izquierda para facilitar el acceso al esfínter anal.
  • Colocar la cubierta protectora (o empapador) bajo las nalgas del paciente para contener cualquier contaminación o fuga.
  • Ponerse los guantes desechables y el delantal.
  • El pie de la cama puede elevarse a un ángulo de 45° cuando se ha administrado un enema de retención, para facilitar la retención.
  • Lubricar el extremo del tubo del enema para facilitar su introducción en el recto y pedir al paciente que respire profundamente varias veces para estimular la relajación y reducir el malestar al insertar el enema. Si se percibe alguna resistencia persistente o el paciente experimenta dolor, suspender de inmediato el procedimiento y solicitar ayuda. Se deberá tener cuidado cuando haya hemorroides o fisuras anales y se evitará lesionar la mucosa rectal al insertar en el recto el tubo del enema.
  • Comprimir una pequeña cantidad de líquido por el tubo para expulsar el aire, ya que el aire en el recto ocasionará malestar.
  • Insertar el tubo en el recto en dirección ascendente y levemente posterior hasta unos 7,5 cm, siguiendo la línea natural del recto.
  • Administrar con suavidad y lentitud la solución para minimizar cualquier malestar, apretando la bolsa y desplazándola hacia arriba de manera que se administre todo el contenido.
  • Observar al paciente durante todo este procedimiento para detectar cualquier signo de malestar o ansiedad.
  • Retirar el tubo una vez administrada la cantidad pautada.
  • Secar la zona anal para prevenir cualquier irritación.
  • Dejar colocada la cubierta protectora para evitar que se ensucie la ropa de cama con la materia fecal que se filtre.
  • Facilitar las instalaciones higiénicas cuando sea necesario. Es preferible el acceso a un retrete, ya que mitiga la vergüenza del paciente.
  • Asegurarse de que el paciente se sienta lo más cómodo posible manteniendo la calidad del procedimiento de enfermería.
  • Desechar con seguridad el material utilizado, para proteger al personal.
  • Documentar de forma apropiada este procedimiento de enfermería, vigilar los efectos secundarios y comunicar de inmediato cualquier dato considerado fuera de lo normal, proporcionando un informe por escrito y ayudando a la implementación de cualquier medida en caso de que surgiese alguna anomalía o una reacción adversa al procedimiento.

Al llevar a cabo este procedimiento, las enfermeras son responsables de sus acciones, de la calidad de la atención que brindan y del mantenimiento de los registros de acuerdo con el Código de conducta profesional: normas de conducta, desempeño y ética y conforme a las Directrices para registros y mantenimiento de registros.

Educación del paciente/cuidador

Si el enema se está administrando para aliviar el estreñimiento, se darán consejos respecto a cómo prevenir la recidiva del problema. La administración a largo plazo de laxantes, opiáceos, anticolinérgicos, hierro, antidepresivos y fármacos antiparkinsonianos se ha relacionado con un mayor riesgo de estreñimiento. El estado nutricional del paciente (ej. su dieta), quién le proporciona los alimentos y la higiene oral habrán de incluirse en una evaluación completa. Puede ser apropiado ofrecer folletos explicativos sobre alimentos a los pacientes y a sus cuidadores que los ayuden a mantener una dieta rica en fibra, así como una ingesta adecuada de líquido. Los pacientes que tienen movilidad limitada tienden más al estreñimiento.

Si se lleva a cabo este procedimiento en el hogar del paciente, será apropiado que la enfermera se marche antes de obtenerse un resultado eficaz del enema. En estas circunstancias, la enfermera le dirá al paciente durante cuánto tiempo es necesario retenerlo para su eficacia máxima y deberá asegurarse del contacto ulterior con el paciente para garantizar que se logre un resultado satisfactorio. Es apropiado enseñar al paciente o al cuidador cómo autoadministrarse un enema si es posible que vuelva a aparecer el problema. Se brindará información sobre el personal apropiado al cual dirigirse ante cualquier duda.

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