P19. Prevención y Control de Infecciones
La prevención y el control de las infecciones es indispensable para proteger a los pacientes y al personal sanitario en cualquier ámbito asistencial (hospital, comunidad o el propio hogar del paciente). Estudios de prevalencia en el Reino Unido indican que casi el 9% de los pacientes hospitalizados adquieren una infección durante su ingreso que origina costes personales e institucionales considerables.
Los principios de la prevención de las infecciones y el control de la diseminación de las enfermedades transmisibles analizan las medidas preventivas que deben ponerse en práctica cotidianamente en cada unidad y constan de tres aspectos:
- Procedimientos de seguridad.
- Entorno seguro.
- Procedimientos para hacer frente a lo inesperado.
Indicaciones y fundamentos de los procedimientos de prevención y control de las infecciones
Muchos pacientes pueden tener una infección previa cuando se presentan ante el personal sanitario en la clínica, en la sala de un hospital o en una situación de urgencia.
Algunas personas infectadas no se percatarán de su estado (ej. aquellas con una infección vírica no diagnosticada transmitida por la sangre), y otras pueden tener el estigma de su estado (ej. pacientes con tuberculosis pulmonar). Sin embargo, los pacientes no siempre tendrán aspecto «enfermo», y en las primeras etapas de la incubación los síntomas de infección pueden parecer vagos, engañosos o no presentarse. Los profesionales sanitarios no deben hacer suposiciones sobre los riesgos de infección y deben utilizar siempre las precauciones estándar para el control de las infecciones.
La normativa sobre la prevención y el control de las infecciones suele estar íntimamente ligada a la normativa sobre el control de riesgos y la normativa sanitaria en el trabajo, por ejemplo:
- Precauciones estándar para el control de las infecciones.
- Normativa para el control de un brote epidémico de una infección.
- Notificación de incidentes y accidentes.
Procedimientos de seguridad
Higiene y salud personal
- Los profesionales sanitarios tienen responsabilidades legales con sus pacientes de acuerdo con la Ley de salud y seguridad en el trabajo y si manejan alimentos o bebidas tienen un «deber de cuidar» de acuerdo con los reglamentos generales sobre higiene de alimentos. No deben diseminar deliberadamente riesgos biológicos que produzcan infecciones gastrointestinales y de la piel. Las enfermedades del personal deben notificarse al Servicio de Salud en el Trabajo, si está disponible, y se procurará asesoría médica si los síntomas gastrointestinales («enfermedades intestinales») no se resuelven o no disminuyen después de 48 h.
- Determinadas infecciones transmisibles (ej. salmonelosis) deben notificarse de acuerdo con las leyes de salud pública y los reglamentos sobre higiene de los alimentos, y es posible que al individuo se le exija que envíe muestras formales de la ausencia de infección antes de reanudar sus deberes para asegurar que se puedan implementar medidas sanitarias apropiadas de manera reactiva y preventiva.
- La enfermera debe mantener normas estrictas de higiene personal durante el baño diario o la ducha y mantener limpio su cabello y recogido mientras trabaja en unidades clínicas o ámbitos donde se proporciona el servicio de alimentos para garantizar que no sea la fuente directa o indirecta de infecciones cruzadas.
Aspectos relacionados con los uniformes
En la mayoría de los centros de salud se proporciona vestimenta para el trabajo, lo cual, además de servir como forma de identificación institucional, garantiza que el personal cuente con prendas apropiadas para llevar a cabo diversos estudios; por ejemplo, las enfermeras de urgencias y emergencias, por lo general, usan blusas de manga larga repelentes al agua y pantalones «tipo pijama».
Se dispondrá de uniformes limpios cada día y se mantendrá una reserva adicional para utilizar en caso de que las enfermeras se manchen durante el curso del turno de trabajo. La tela debe ser duradera y resistente a la temperatura.
Las prendas tendrán que lavarse en agua caliente, a la temperatura que los materiales toleren. Algunos microorganismos fecales sobreviven al lavado a temperaturas bajas, de manera que se recomienda la desinfección térmica mediante el planchado tras el lavado y el secado.
Ropa personal protectora
Las prendas que se proporcionan para proteger a la enfermera que lleva a cabo procedimientos clínicos especializados son consideradas por el Health and Safety Executive un «equipo de protección individual» (EPI).
Debe llevarse a cabo la valoración formal del riesgo y la vigilancia para garantizar el cumplimiento y la adecuación; por ejemplo, delantales desechables, mascarillas, visores, batas y gorros utilizados para la atención en unidades de aislamiento, listas de quirófano y objetivos de descontaminación.
Las enfermeras deben asegurarse de que conocen la normativa local para el EPI y cualquier reglamento especial, como poner a prueba mascarillas de respiradores utilizadas al atender a pacientes con posible síndrome agudo respiratorio severo (SARS) o tuberculosis (TB) resistente a múltiples antimicrobianos.
Higiene de las manos
Las manos transmiten infecciones de persona a persona, de lugar a lugar y de familia a familia. Los investigadores observan una y otra vez que las enfermeras no se lavan las manos cuando trabajan en unidades clínicas, ya que consideran que es una cuestión con «riesgo bajo» y necesitan recordatorios frecuentes para mejorar el procedimiento.
El programa de la Organización Mundial de la Salud (2005) «Hospitales limpios, asistencia sanitaria limpia» señala la importancia fundamental de esta actividad a menudo subestimada. Tanto las directrices de los Centers for Disease Control norteamericanos, como las directrices de educación del NHS en Escocia y la guía del Department of Health/NPSA en la campaña «Lávese las manos», señalan la utilidad de la higiene de las manos. Las normas de higiene de las manos son (fig. 19-1).
Lavado de manos social
- Llevar el menor número posible de joyas en las manos, como máximo una alianza, retirar el reloj de muñeca y remangarse para garantizar que se lave toda la mano.
- Mojarse las manos y utilizar jabón líquido y agua corriente tibia o una palangana de agua fresca, lavarse las manos cuidadosamente y verificar que todas las superficies estén lavadas, sobre todo la superficie externa del pulgar y del meñique para garantizar que se hayan lavado todas las superficies cutáneas.
- Secarse minuciosamente utilizando una toalla de papel desechable.
Lavado de manos aséptico
- Con un preparado antimicrobiano para el lavado aséptico de las manos se conseguirá retirar microorganismos «transitorios» o provisionales que se adquieren en el ambiente y por el contacto de la superficie de la piel de la enfermera con otras personas. Algunos preparados asépticos, como el gluconato de clorohexidina, también tienen un efecto residual que disminuye la microflora cutánea «residente» o alojada en las partes profundas de la piel, que continúa durante algunas horas después de la aplicación, y su uso repetido aumenta los efectos.
- Para prevenir la resistencia a antimicrobianos, el lavado de manos aséptico se reservará para situaciones de riesgo elevado; por ejemplo, donde hay brotes epidémicos de infección.
- El lavado de manos aséptico se llevará a cabo en un lavamanos clínico, que permita cerrar las llaves sin tocar las superficies, ya sea con el codo o la muñeca.
Cepillado quirúrgico
La técnica correcta para el lavado de las manos y los antebrazos (hasta el codo) con el preparado antimicrobiano aprobado deberá enseñarse al personal nuevo, que practicará bajo supervisión hasta que se considere competente.
Se pueden utilizar cepillos para uñas de un solo uso o estériles para limpiar suavemente las superficies subungueales, pero se tendrá cuidado de no lesionar el lecho ungueal, ya que podría llevar a una infección de la superficie lesionada.
Los lavamanos profundos especiales con llaves mezcladoras que se accionan con el codo o con el pie suelen utilizarse para el «cepillado» con el fin de minimizar la contaminación por salpicado del uniforme o el ambiente y evitar la recontaminación de la piel limpia.
Frotarse las manos con alcohol
Se puede utilizar gel de base alcohólica para la descontaminación rápida de la piel visiblemente limpia, después de salir de una zona de aislamiento donde las manos se lavan antes de abandonar la habitación o después del lavado de manos social.
El gel o el alcohol deberá frotarse hasta que todas las superficies estén secas utilizando la misma técnica del lavado de manos que se utilizó con el jabón simple.
Cuidados de la piel
Las enfermeras deben comunicar cualquier posible reacción alérgica al jabón o a los guantes a su servicio de salud en el trabajo para garantizar un registro de salud exacto del empleado.
Si se recetan productos especiales a un individuo con un trastorno cutáneo conocido, como psoriasis o eccema, deberá etiquetarse el producto para esa enfermera únicamente y mantenerse en un área conveniente en el lugar de trabajo.
El gerente del lugar de trabajo deberá recibir asesoría sobre cualquier precaución especial o exención de tareas; por ejemplo, si el individuo tiene un trastorno infeccioso agudo de la piel, es posible que no pueda trabajar con pacientes que tengan Staphylococcus aureus resistentes a meticilina (MRSA) o manejar directamente alimentos.
Todo el personal debe cubrirse cortes, heridas y lesiones sépticas mientras está trabajando, para prevenir infecciones cruzadas. Se utilizarán prendas impermeables a prueba de agua si es apropiado.
Equipo seguro
Todo el equipo que se adquiera y se utilice para el cuidado sanitario debe estar «adaptado a su propósito». Esto significa que los dispositivos simples reutilizables, como los orinales, deben estar diseñados para limpiarse y desinfectarse entre usos.
Deben proveerse dispositivos técnicos con las instrucciones del fabricante y marcados claramente para indicar si el equipo es de un solo uso, para emplearse en un solo paciente o para múltiples usos y reutilizable.
El uso en un solo paciente indica que un dispositivo sólo puede ser reutilizado por un mismo paciente; por ejemplo, un nebulizador, que puede lavarse con agua tibia y solución de detergente y secarse entre usos.
En la envoltura externa de los dispositivos de un solo uso deberá aparecer el símbolo que indique que no es para un segundo uso o reprocesamiento, incluso en el mismo paciente (fig. 19-2).
Los dispositivos médicos son materiales especializados, como bolsas para sondas. Estos productos están regulados por las leyes y vigilados por organismos nacionales e internacionales, como la Medical Healthcare Regulation Agency (MHRA) del Reino Unido.
Entorno seguro
Posición del paciente
Éste es uno de los procedimientos fundamentales para la prevención y el control de las infecciones. En los hospitales modernos, los pacientes de cirugía electiva con riesgo elevado por lo general se separan de personas con infecciones documentadas.
Al determinar si un paciente con una infección documentada o sospechada debe ser atendido, es importante considerar la vía de transmisión del microorganismo patógeno. Una persona con una herida que no tiene exudado y que está cubierta con un apósito oclusivo puede no plantear un riesgo importante para el pabellón de hospitalización, pero un paciente con tos productiva y tuberculosis pulmonar no tratada podría contagiar a pacientes susceptibles y al personal.
Las enfermedades intestinales se difunden rápidamente en pabellones grandes abiertos en los que los orinales están en las habitaciones y se recomienda una sola habitación con baño y lavamanos.
Instalaciones para “aislamiento”
Las habitaciones individuales o los pabellones especiales se utilizan en personas con infección documentada o sospechada o en quienes tienen alteraciones en la inmunidad y necesitan protección de otros pacientes.
Puede solicitarse atención de enfermería de «una cohorte» en una sala donde todo un grupo de pacientes esté diagnosticado con síntomas similares originados en infecciones sospechadas o confirmadas. Los pacientes se ubicarán en una zona geográfica con un equipo de personal destinado a atenderlos únicamente a ellos para minimizar la posibilidad de infecciones cruzadas en individuos no afectados. Las precauciones utilizadas dependerán de los síntomas, el microorganismo sospechado y el paciente.
Limpieza
El paso inicial y esencial para mantener un entorno seguro en la atención a los pacientes es retirar la materia orgánica que se ha adherido o se ha depositado en las superficies.
Se requiere una solución nueva de agua tibia, detergente, tela limpia, trapo o cepillo de limpieza. Si el agua está demasiado caliente, algunos líquidos y materiales que contienen proteínas se pegan a la superficie y dificultan su limpieza. Si la solución se enfría, no se retirarán algunas partículas adheridas.
El detergente es una solución química con propiedades tensoactivas cuyo propósito es aflojar la grasa hacia el agua circundante y facilitar la limpieza. El producto también afectará a la piel desprotegida al eliminar los aceites naturales y resecar la piel.
Las enfermeras y el personal sanitario siempre deben recordar utilizar guantes para proteger la piel de los efectos adversos de los detergentes y otras sustancias químicas y materiales de limpieza. El tipo de guantes que se utilicen depende del ambiente, el tipo de sustancia química, de cualquier alergia que el individuo pueda tener y de las directrices de la normativa local.
Descontaminación
Este término describe los métodos que se utilizan para hacer seguros tanto el equipo como el entorno, que pueden contaminarse con material infectante.
El primer paso consiste en limpiar de forma preliminar el artículo o la zona para retirar materia orgánica, y después aplicar una solución desinfectante aprobada para reducir la carga microbiana, y luego la esterilización (si es apropiado para el instrumento o la zona).
Todos los desinfectantes tienen efectos secundarios adversos. Algunas soluciones, como el glutaraldehído, tienen efectos secundarios tóxicos en el sistema respiratorio y en la piel, y deben utilizarse con gran precaución en zonas especialmente ventiladas. Algunos desinfectantes antiguos a base de yodo y de cloro tienen formulaciones ácidas que pueden lesionar la piel, manchar superficies de tela y corroer superficies metálicas.
Al utilizar un desinfectante, deberán tenerse en cuenta los siguientes aspectos:
- Las recomendaciones para dilución del fabricante de la sustancia química.
- La fecha de caducidad.
- Cualquier precaución especial; por ejemplo, protección de gafas y guantes resistentes.
- El instrumento o la zona que se va a desinfectar y si este producto se puede utilizar en este equipo.
- Durante cuánto tiempo deberá permanecer el producto en la superficie que se va a descontaminar antes de enjuagar y secar la zona minuciosamente.
Esterilización
Si un dispositivo médico (ej. una sonda urinaria estéril) se va a colocar en una cavidad corporal estéril, es importante no sólo retirar la materia orgánica, sino también las esporas que pueden sobrevivir a la desinfección.
Los métodos de esterilización incluyen vapor de agua a presión en un autoclave (cargas porosas); por ejemplo, bandejas de instrumentos quirúrgicos envueltas para operaciones programadas; calor seco y radiación ionizante, como paquetes de agujas y jeringas estériles.
Algunas unidades especializadas utilizan de forma alternativa gas de óxido de etileno o plasma de peróxido de hidrógeno (no pueden procesar dispositivos tubulares largos).
Todos los artículos estériles deberán envolverse y marcarse cuidadosamente con la fecha, el método y el sitio donde se procesaron, y debe indicarse la fecha de caducidad.
Los artículos deben almacenarse en una zona limpia y seca en armarios o cajas especiales para evitar que se acumule el polvo en las envolturas externas.
Los esterilizadores de vapor de mesa se han utilizado tradicionalmente en medios extrahospitalarios para procesar instrumentos pequeños que se utilizan en podología, clínicas de planificación familiar o para instrumentos dentales.
El mantenimiento de los esterilizadores de mesa debe ser riguroso para asegurarse de que el aparato funciona correctamente y que el paciente no esté expuesto a infecciones. Deben realizarse pruebas todos los días, cada semana y cada mes, y registrarse los resultados además de las revisiones de ingeniería. El personal sanitario que procesa los instrumentos tiene responsabilidad legal ante cualquier error o esterilización inadecuada.
Después de varios casos de esterilización inadecuada que originaron infección, a los cuales se les dio gran publicidad, en la actualidad muchos centros de salud y clínicas utilizan dispositivos de un solo uso o que se reprocesan en unidades de descontaminación de áreas con maquinaria más sofisticada.
En el Reino Unido, los procesos y el equipo de esterilización se revisan ampliamente tras la identificación de una variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (vECJ) vinculada con la encefalopatía espongiforme bovina. Los informes de los grupos de trabajo de Escocia resaltaron la necesidad de clasificar los procedimientos en tres tipos para reducir el riesgo de vECJ:
- Procedimientos de riesgo elevado, que están vinculados con operaciones neurológicas en las que se penetra la duramadre, el trigémino y los ganglios de la raíz dorsal o las glándulas pineal e hipófisis, el nervio óptico o la retina.
- Procedimientos de riesgo intermedio, en los que se establece contacto con el ojo, los sistemas linfáticos, las amígdalas o el epitelio olfativo.
- Los procedimientos de bajo riesgo se consideraron invasivos e incluyen contacto con el líquido cerebral.
Nota. Esta clasificación fue específica para la ECJ y no otras infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS).
Spaulding ideó un sistema de evaluación del riesgo de IRAS basándose en la clasificación del tipo del procedimiento, el estado previo de infección y el estado inmunitario actual del paciente:
- Las actividades críticas son aquellas en que los dispositivos entran en una cavidad o tejido corporal que en condiciones normales son estériles; por ejemplo, agujas que penetran en la circulación sanguínea.
- Los procedimientos semicríticos son aquellos en los que un instrumento entra en contacto con mucosa íntegra pero no con zonas estériles; por ejemplo, espejos vaginales.
- Los dispositivos no críticos sólo tienen contacto con piel ilesa; por ejemplo, los estetoscopios.
Clasificación de desechos
Es importante que todas las enfermeras y el personal sanitario estén informados de las leyes relacionadas con los desechos que se originan durante la asistencia clínica que se brinda a pacientes en cualquier ámbito.
Hay clasificaciones internacionales acordadas por las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud e implementadas por los países miembros a través de leyes nacionales.
La clasificación de los residuos se basa en el riesgo de que los materiales sean infecciosos y de la capacidad infecciosa de microorganismos patógenos sospechados o conocidos.
Dentro de los ámbitos sanitarios, las bolsas para desechar residuos suelen tener códigos de colores para indicar el tipo de residuo, el riesgo de infección y la vía de eliminación:
- Las bolsas amarillas son para material infeccioso de riesgo elevado que se origina en unidades de enfermedades infecciosas. Estos residuos se suelen incinerar.
- Las bolsas de color naranja son para residuos clínicos como gasas y apósitos contaminados que pueden desinfectarse mediante procesamiento en microondas y vapor.
- Las bolsas negras son para residuos «domésticos o generales» que se generan en hospitales y clínicas y que se transportan para ser enterrados.
- Los depósitos para reciclaje son utilizados para papel, depósitos de frascos de vidrio vacíos limpios y latas de metal.
- Las cajas para instrumentos punzocortantes se utilizan para agujas y jeringas (pueden ser de color naranja o amarillo, dependiendo del residuo que se elimine).
- Cajas de residuos especiales para diversos materiales; por ejemplo, residuos farmacéuticos, que se incineran y residuos peligrosos que incluyen mercurio, restos y productos radiactivos que son tóxicos o corrosivos y que requieren una eliminación muy especializada.
Las cajas para instrumentos punzocortantes (fig. 19-3) están disponibles en muchas formas, tamaños y diseños, y deben estar «adaptadas a su propósito» y tener un tamaño lo suficientemente grande para garantizar que los dispositivos puedan cerrarse por completo pero lo suficientemente pequeñas para cambiarlas con regularidad y no dejarse durante meses a medio usar. Las cajas deberán llevarse a la zona de tratamiento de los pacientes donde se van a utilizar los instrumentos punzocortantes; por ejemplo, sobre el carrito de medicamentos o transportarse en una «bandeja cercana al paciente», a la cabecera del enfermo. El hecho de disponer de una caja para desechos fomenta que el personal elimine agujas y jeringas utilizadas de inmediato y reduce el riesgo de punciones por aguja. En las encuestas sobre lesiones se ha descrito que los accidentes suelen surgir por la eliminación incorrecta; por ejemplo, durante un paro cardíaco o cuando las agujas y las jeringas utilizadas se mezclan con otros residuos y se colocan en una bolsa de plástico.
En el caso de los residuos extrahospitalarios generados en el hogar de un paciente, el personal sanitario debe evaluar con cuidado el riesgo y mantener un registro discreto pero claro; por ejemplo, utilizando una etiqueta «de riesgo biológico», llevar una nota de cualquier infección documentada, cualquier precaución especial que sea necesaria y el método de eliminación que se recomiende. En las zonas rurales se plantean riesgos especiales para el transporte de materiales de «riesgo elevado», como instrumentos punzocortantes utilizados (agujas, lancetas, hojas de bisturí, etc). Algunas autoridades sanitarias permiten transportar muy pequeñas cantidades de residuos en una caja especial en el carrito del personal sanitario; por ejemplo, una pequeña caja de instrumentros punzocortantes. Como alternativa, la enfermera o quien trata el caso puede necesitar disponer de un lugar para el almacenamiento seguro y la recogida regular de los depósitos completos.
Es muy importante que todo el personal sanitario sepa cómo guardar el material correctamente, así como cerrar parcial y completamente las cajas de instrumentos punzocortantes para garantizar la seguridad del paciente. La caja debe tener la fecha de cuándo se utilizó y cuándo se cerró para asegurarse de que se pueda realizar un escrutinio exhaustivo en caso de incidente. Es indispensable el cumplimiento de las leyes nacionales, como la Ley de protección ambiental y los reglamentos subsiguientes.
Procedimientos para hacer frente a lo inesperado
Derrames de sangre y fluidos corporales
La enfermera o el cuidador deben conocer bien los reglamentos locales para la limpieza y la desinfección.
Las precauciones estándar para el control de las infecciones obliga a que los residuos sanitarios se traten siempre con cuidado debido a que a menudo se desconoce la capacidad de infección de los fluidos.
Los derrames habrán de contenerse, limpiarse, y si hay sangre visible y la superficie es adecuada, desinfectar la zona con un agente liberador de cloro, enjuagar y secar. De ser posible, los pacientes y el público deberán mantenerse alejados de la zona contaminada mientras se limpia, para protegerlos de la exposición a posibles riesgos de infección y resbalamiento.
Lesiones por “punción con aguja”
El personal que trabaja en equipo debe recibir ayuda de inmediato para dejar al paciente y realizar sus propios primeros auxilios:
- Lavar la herida lo antes posible con jabón o solución de antiséptico en agua corriente tibia y hacer que sangre.
- Secar la zona y aplicar un apósito limpio siguiendo los pasos sistemáticos de la normativa para las lesiones en el trabajo.
El miembro del personal lesionado deberá comunicar de inmediato la lesión al supervisor y al servicio de salud en el trabajo para permitir una mejor evaluación del riesgo y la remisión inmediata a un servicio de accidentes y de urgencias si se considera necesario.
Si la punción con aguja se produjo mientras se atendía a un paciente con una infección documentada o sospechada por un virus transmitido a través de la sangre, se implementará la normativa local para la profilaxis subsiguiente a la exposición (PSE). Al miembro del personal se le ofrecerá asesoría confidencial y se le analizará una muestra de sangre para determinar su inmunidad a la infección por el virus de la hepatitis B (VHB). También se solicitan muestras de sangre de referencia del paciente para cuantificar el riesgo de infección por el VHB y el VIH, pero el paciente está facultado para rehusar la realización de estas pruebas. Se observarán las directrices locales y se cumplimentará la documentación apropiada; por ejemplo, el formulario para incidentes.
Inundaciones
Las inundaciones suelen ser derrames importantes o contaminación diseminada con agua sucia y excrementos debido al bloqueo de drenajes ocasionado por obstrucciones en los sistemas sanitarios; por ejemplo, maceradores de orinales bloqueados por materiales que no fluirán, o «presión retrógrada» en el sistema debido a un aumento en el nivel del agua.
Los pacientes deben protegerse del agua potencialmente contaminada y se requiere acción inmediata para alejarlos de la zona de peligro inmediato y controlar el sitio para asegurarse de que otros miembros del personal están al tanto del riesgo.
Se incrementa la llamada de alerta local y se confirma que a los servicios de urgencia se les dé la ubicación correcta del problema.
La evacuación de los pacientes se llevará a cabo con cuidado y la enfermera deberá asegurarse de que se cambien lo antes posible cualquier ropa o calzado contaminados, ya sean de pacientes o de personal sanitario. Las personas con las manos contaminadas no deben tocar alimentos ni bebidas, ya que esto ayudará a evitar las infecciones accidentales transmitidas por el agua o las heces.
Toda la piel contaminada deberá limpiarse y secarse cuidadosamente con agua limpia y jabón.
Al principio puede necesitarse agua embotellada para beber y gasas limpiadoras para los cuidados de la piel.
Incendios
Las consecuencias de un incendio en las instalaciones sanitarias suelen ser similares a las de una inundación, con la potencial saturación de agua, moho y algas que proliferan en las alfombras húmedas o en las paredes, por lo que hay que trasladar rápidamente a los pacientes a un alojamiento provisional.
La prevención de las infecciones es muy difícil en ámbitos no clínicos, como pasillos u hoteles, utilizados como centros de alojamiento temporal. La atención al personal y la higiene ambiental son decisivas para evitar que aparezcan infecciones en pacientes frágiles vulnerables.
Brotes epidémicos de infección
Se declara un «brote epidémico» cuando el número de casos de una infección determinada aumenta fuera de los parámetros considerados normales. En el caso de algunas enfermedades transmisibles muy peligrosas, esto sólo puede significar una o dos cosas: por ejemplo, enfermedades hemorrágicas víricas como la fiebre de Ebola de África. En otras circunstancias, los equipos para el control de las infecciones tienen una tasa de infección de referencia documentada utilizando metodología de procesos estadísticos y se define un brote epidémico como el que sobrepasa el límite superior.
La mayoría de los hospitales, pabellones y departamentos tienen «planes para brotes epidémicos de infección», en los cuales se detallan las acciones que deben realizarse y las responsabilidades del personal fundamental, y están basados en documentos de asesoría gubernamental como el Scottish Infection Control Manual. Es responsabilidad profesional de la enfermera conocer la normativa y la ubicación de cualquier equipo especial, como guantes y mascarillas desechables.
Por lo general, es necesario que un equipo para el control de brotes epidémicos coordine las acciones de todo el personal en la zona afectada y se asegure de que todos tienen suficientes recursos para llevar a cabo la atención a los pacientes afectados. Es esencial la documentación de las charlas, la asesoría obtenida y la anestesia clínica pertinente que se planee y que se aplique; estos registros más tarde se presentarán en una investigación formal o en un juzgado si algún paciente fallece durante el brote epidémico.
En un ámbito extrahospitalario (ej. en los asilos para personas de edad avanzada), el oficial médico de salud pública con responsabilidad del control de las enfermedades transmisibles dirigirá al OCT que investiga el brote epidémico con la ayuda de la enfermera para el control de las infecciones extrahospitalarias y el oficial de salud ambiental del consejo local. El personal que trabaja en los asilos también debe asegurarse de que sigan su plan para brotes epidémicos locales y cualquier guía especial del Departamento de Salud Pública. La documentación es igualmente decisiva, no sólo para demostrar la «diligencia debida» en la atención a los pacientes ante cualquier problema legal ulterior, sino también para facilitar la comunicación precisa durante los cambios de turno y la posible escasez de personal a causa de las enfermedades.
Los brotes epidémicos en las instalaciones no relacionadas con la asistencia sanitaria también se investigan bajo la coordinación del Departamento de Salud Pública utilizando un método de control de riesgo estandarizado. Asimismo, hay normativas específicas para investigar los brotes epidémicos relacionados con buques atracados en los puertos, aeroplanos con vuelos que incluyen pasajeros que enferman durante el vuelo e incidentes en la industria del entretenimiento, como en las funciones de hoteles.