P34. Pulso

Pulso

Un pulso es la expansión y retracción rítmica de las arterias elásticas causadas por la expulsión de sangre desde el ventrículo izquierdo. Puede palparse en una arteria cercana a la superficie del cuerpo al presionar contra una estructura firme como un hueso. Suelen observarse tres aspectos al palpar un pulso: frecuencia, ritmo e intensidad.

El pulso puede valorarse por las siguientes razones:

  • Al ingreso del paciente, para verificar su pulso y valorar si se encuentra dentro del intervalo normal para su edad.
  • En el período preoperatorio, para verificar la intensidad del pulso de referencia del paciente, su ritmo y calidad, de manera que en el postoperatorio puedan hacerse las comparaciones pertinentes.
  • En el período postoperatorio, para vigilar la frecuencia, el ritmo y las características como indicadores de la estabilidad cardiovascular del paciente y para comparar con los datos de referencia preoperatorios.
  • Ayudar a valorar, en términos generales, el grado de deshidratación cuando hay una reducción en los líquidos corporales; por ejemplo, después de vómito excesivo, diarrea excesiva o hemorragia. En caso de una pérdida de líquido considerable, el pulso es filiforme y rápido. El desequilibrio electrolítico grave ocasiona alteraciones en la función celular, así como arritmias cardíacas.
  • Para comparar con las evaluaciones de referencia al ingreso que permitan evaluar el efecto del tratamiento en pacientes con enfermedades cardiovasculares o pulmonares. La mayoría de los pacientes con estos problemas tendrán irregularidades del pulso que se estabilizarán con tratamiento.
  • Vigilar al paciente que está recibiendo una infusión intravenosa de sangre o de un hemoderivado. La elevación del pulso y la temperatura se encuentran entre los primeros signos de reacción a la infusión.

Se utilizan los siguientes términos para describir diferentes intervalos en la frecuencia:

  • Frecuencia cardíaca en reposo normal para adultos y adolescentes de 60 a 100 lat./min.
  • Una frecuencia de pulso de más de 100 lat./min se conoce como taquicardia.
  • Una frecuencia del pulso por debajo de 60 lat./min se conoce como bradicardia.

La taquicardia (o frecuencia de pulso rápida) puede deberse a dolor, ira, temor o ansiedad, todo lo cual estimula el sistema nervioso simpático y produce la liberación de adrenalina. También puede aparecer en algunas enfermedades cardíacas, anemia y fiebre, al igual que durante el ejercicio, todo lo cual requiere un mayor aporte de oxígeno y por tanto aumenta el gasto cardíaco. La bradicardia (una frecuencia lenta) se presenta en cualquier trastorno (ej. hipertensión intracraneal) que estimula el sistema nervioso parasimpático. Los trastornos cardíacos específicos, como la lesión del mecanismo de conducción después de un infarto de miocardio, también ocasionan bradicardia. Asimismo, se da en deportistas con buena condición, quienes desarrollan una acción muy eficiente del músculo cardíaco.

Ritmo

Regular el ritmo y observar cualquier irregularidad. Advertir si las irregularidades se presentan a intervalos periódicos o irregulares. Puede presentarse una irregularidad regular normal, sobre todo en personas jóvenes, aunada a la inspiración y la espiración.

Intensidad

La presión diferencial es la diferencia entre la presión sistólica y la diastólica. La intensidad es un reflejo de la fuerza del pulso. El pulso suele registrarse como normal, saltón, débil y filiforme o no palpable.

Elasticidad

Observar la retracción elástica de la pared arterial. La arteria de un adulto joven sano se nota flexible y no tortuosa, muy diferente a la de un paciente anciano que sufre un trastorno como arterioesclerosis, cuya arteria se palpará endurecida y semejante a un cordón.

La frecuencia del pulso es mucho más elevada en lactantes y niños pequeños que en adultos debido a que tienen una mayor tasa metabólica. Un marcapasos en ocasiones «se dispara» antes que el nodo sinoauricular; la disminución resultante en el tiempo del llenado de las cámaras cardíacas ocasiona una pausa en el ritmo, que puede detectarse al valorar el pulso.

Recuerde que no sólo se valora la frecuencia del pulso, sino también su ritmo e intensidad. Dado que el pulso constituye una parte de la observación del estado cardiovascular o respiratorio del paciente, también hay que valorar el color de los labios, la piel, los lechos ungueales y el tipo de respiración.

Descripción del procedimiento

El pulso se puede palpar aplicando dos dedos de la mano sobre cualquier arteria cercana a la superficie cutánea. La arteria radial es el sitio que más comúnmente se utiliza para valorar la frecuencia y el ritmo. Si el pulso es irregular, se palpa el pulso apical-radial.

Equipo y material

  1. Reloj con segundero.
  2. Gráfica de observación.
  3. Bolígrafo negro.

Directrices y propósito de este procedimiento de enfermería

  • Explicar el procedimiento de enfermería al paciente para obtener su consentimiento y cooperación. Estimular a los pacientes para que sean colaboradores activos en su cuidado.
  • Lavarse las manos para prevenir infecciones cruzadas entre los pacientes.
  • Procurar que el paciente adopte una posición cómoda y relajada en la medida de lo posible. Esto ayudará a la enfermera a obtener una verdadera medición de referencia.
  • Observar al paciente durante toda esta actividad para buscar algún signo de malestar o ansiedad. Esto permitirá a la enfermera intervenir de inmediato en caso de una reacción adversa.
  • Localizar la arteria radial, aplicar los dedos índice y medio y ejercer presión suave (fig. 34-1). Aplicar suficiente presión para permitir que la arteria quede sobre un hueso subyacente de manera que pueda percibirse el pulso de la sangre en su paso a través de la arteria, pero sin presionar demasiado, pues de lo contrario se ocluirá la arteria.
  • Tomar el pulso durante 60 s, tiempo suficiente para detectar alguna irregularidad u otro defecto.
  • Documentar apropiadamente las observaciones, comparando con los registros previos, y comunicar de inmediato cualquier dato anormal para permitir la intervención inmediata que permita resolver el problema.
  • Lavarse las manos después de tomar el pulso.

Fig. 34-1

Fig. 34-1. Obtención de un pulso radial.

Al llevar a cabo este procedimiento, las enfermeras son responsables de sus acciones, de la calidad de los cuidados que brindan y del mantenimiento de los registros de acuerdo con el Código de conducta profesional: normas de conducta, desempeño y ética y conforme a las Directrices para registros y mantenimiento de registros.

Cabe hacer notar que si bien algunas investigaciones indican que el pulso puede medirse durante 15 o 30 s y luego multiplicarse por 4 o 2, respectivamente, para obtener los latidos por minuto, la enfermera estudiante o inexperta palpará el pulso durante los 60 s completos para valorar su irregularidad e intensidad. Aunque se dispone de dispositivos electrónicos que pueden medir la frecuencia del pulso, éstos no tienen la capacidad para valorar irregularidades o insuficiencia arterial. Asimismo, un conocimiento deficiente del equipo y una falta de destreza en su uso correcto darán lugar a un registro inexacto y a resultados insatisfactorios subsiguientes para sus pacientes.

Sitios de puntos de pulsos importantes del cuerpo

Aunque la valoración del pulso suele realizarse utilizando la arteria radial, hay otros lugares donde una arteria cercana a la superficie corporal puede presionarse contra un hueso subyacente u otra estructura corporal firme. Los principales pulsos son (fig. 34-2):

  • Temporal.
  • Carotídeo (para valorar la intensidad del pulso).
  • Humeral (para medir la atención arterial).
  • Radial (para valorar la frecuencia y el ritmo).
  • Femoral (para valorar las características del pulso).
  • Poplíteo (para valorar una vasculopatía periférica [VP]) .
  • Tibial posterior (para valorar una VP).
  • Dorsal pedeo (para valorar una VP).

Fig. 34-2

Fig. 34-2. Localización del pulso.

Pulsos apicales-radiales

La frecuencia en el ápice cardíaco y una frecuencia de pulso periférico, por lo general el pulso radial, se determinan simultáneamente y se comparan para verificar si hay alguna discrepancia entre ellas. Puede valorarse para calcular el grado de disfunción al ingreso del paciente y el efecto del tratamiento en:

  • Pacientes con alteraciones cardíacas; por ejemplo, extrasístoles ventriculares frecuentes, fibrilación auricular o flúter auricular. Esto se debe a que en tales casos cada contracción ventricular puede ser lo suficientemente potente para transmitir un pulso arterial. La medición del pulso apical y radial representa un componente importante de la atención al paciente cuando se le ha diagnosticado una fibrilación auricular.
  • Pacientes que toman fármacos para mejorar su acción cardíaca; por ejemplo, digoxina.
  • Pacientes con una arteriopatía periférica.

La valoración permite detectar un déficit del pulso apical y ayuda a tomar decisiones sobre la necesidad de tratamiento. Cuanto más amplio es el déficit, tanto menos eficiente será la contracción cardíaca.

Equipo y material

  1. Reloj con segundero.
  2. Estetoscopio.
  3. Gráfica de observación.
  4. Bolígrafo rojo.
  5. Bolígrafo negro.

Directrices y propósito de este procedimiento de Enfermería

  • La medición la llevan a cabo dos enfermeras de forma simultánea durante 1 min para permitir la precisión en el registro de una frecuencia irregular.
  • Explicar el procedimiento de enfermería al paciente, incluidas las razones del mismo y la manera en la cual se llevará a cabo, para obtener su consentimiento y cooperación. Se alentará a los pacientes a que sean colaboradores activos e informados en su cuidado.
  • El paciente deberá descansar por lo menos durante 15 min antes del procedimiento, ya que esto dará un indicio de la frecuencia ventricular en reposo.
  • Procurar la privacidad del paciente para mantener su dignidad y su sentido de individualidad.
  • Reunir el equipo para que el procedimiento sea eficiente y para reducir cualquier ansiedad innecesaria para el paciente (fig. 34-3).
  • Lavarse las manos para prevenir infecciones cruzadas.
  • Ayudar al paciente a adoptar una posición cómoda, levemente inclinado hacia delante, de manera que se facilite el acceso a la pared torácica y el efecto de la gravedad desplace al corazón hacia el frente de la caja torácica. La comodidad del paciente también evitará una elevación artificial en la frecuencia del pulso.
  • Observar al paciente durante toda esta actividad para detectar algún signo de malestar.
  • Colocar el diafragma del fonendoscopio sobre el ápice cardíaco (enfermera 1) (figs. 34-4 y 34-5). Éste suele ubicarse en el quinto espacio intercostal y 12 cm a la izquierda de la línea media.
  • Localizar el pulso periférico, por lo general el radial (enfermera 2) (fig. 34-6).
  • Confirmar que las dos enfermeras puedan ver el reloj para comenzar a contar las pulsaciones simultáneamente durante 1 min (fig. 34-7).
  • Pasado 1 min, las enfermeras deben comparar los resultados y documentarlos de forma apropiada, compararlos con los registros previos y comunicar de inmediato cualquier dato anormal. La frecuencia apical se registra con tinta roja y la periférica con tinta negra para distinguir los dos registros.
  • Si la frecuencia apical es demasiado rápida para registrarse con precisión, se valorará el empleo de un monitor cardíaco.
  • Si es pertinente, el paciente se cambiará de ropa y deberá estar cómodo para mantener su comodidad y dignidad.
  • Lavarse las manos y limpiar el fonendoscopio para prevenir infecciones cruzadas.

Fig. 34-3

Fig. 34-3. Equipo reunido.

Fig. 34-4

Fig. 34-4. Ubicación del pulso apical.

Fig. 34-5

Fig. 34-5. Localización del pulso apical.

Fig. 34-6

Fig. 34-6. Localización del pulso radial.

Fig. 34-7

Fig. 34-7. Se cuentan las pulsaciones.

Al llevar a cabo este procedimiento, las enfermeras son responsables de sus acciones, de la calidad de la atención que brindan y del mantenimiento de registros de acuerdo con el Código de conducta profesional: normas de conducta, desempeño y ética y conforme a las Directrices para registros y mantenimiento de registros.

Educación del paciente/cuidador

El paciente y el cuidador deben describir explicaciones significativas en torno a su asistencia y el propósito de este procedimiento de enfermería. Además, se les brindará información pertinente y apoyo en relación con el problema de salud.

Es útil explicar a los pacientes que la frecuencia del pulso aumentará con el ejercicio. Si desean palparse el pulso, se les mostrará la forma correcta de hacerlo y el personal vigilará los resultados hasta que se haya demostrado que el paciente lo puede hacer con destreza.

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