Durante algún tiempo el problema de la fundamentación de lo moral atrajo la atención de los éticos. Hoy en día, el «giro aplicado » sufrido por la filosofía afecta en primer término a la ética y le pide orientaciones, aunque mediatas como es propio de la filosofía, para organizar la vida en las distintas esferas de la vida social. Este cambio exige ante todo aclarar cuál debe ser el proceder de la ética aplicada (deductivo, inductivo, hermenéutico), si existen principios comunes a sus distintos ámbitos o constituyen reinos de taifas, cuáles son los principios, hábitos y valores que cada esfera exige para moralizarse, en el sentido de Ortega, qué métodos son adecuados para la toma de decisiones.
Estas exigencias están ya en la calle y piden interdisciplinariedad. No intentar responder a ellas es reconocer, frente a la pretensión originaria, que a la filosofía no le importa la vida, no le importa sí los seres humanos viven bien.