Cuidados al paciente con Linfedema Neoplásico

El linfedema neoplásico consiste en un acúmulo progresivo de linfa en los espacios intersticiales del tejido subcutáneo, acompañado de retención acuosa. Es un acúmulo rico en proteínas, lo que contribuye a aumentar la fibrosis y a la propia instauración del edema.

El objetivo de los cuidados de Enfermería es disminuir las molestias que la instauración del linfedema neoplásico puede causar, intentando una reducción de dicho edema.

El linfedema neoplásico se debe a un bloqueo de la circulación en los colectores linfáticos. Es frecuente en los cánceres de aparato genital femenino de evolución lenta. El edema en estos casos se manifiesta muy lentamente, se localiza en la raíz del miembro y suele ser de consistencia dura y sin fovea. Cuando el linfedema es debido a la obstrucción venosa axilar o inguinal por trombos producidos por la propia progresión tumoral, el edema es mixto; linfático y venoso.

Cuidados de Enfermería

Se debe mantener la piel limpia evitando cortes, arañazos, etc. Si esto sucediera, se debe lavar la zona, aplicar un antiséptico local como povidona yodada y vigilar el posible inicio de una infección local.

Cuidado minucioso en el corte de las uñas de manos y pies; es mejor el uso de cortaúñas que el uso de tijeras.

Lavado corporal con agua no excesivamente caliente. Secado minucioso de la piel, haciendo hincapié en los pliegues y en los espacios interdigitales.

Si se aplican lociones o cremas hidratantes, deben ser no perfumadas ni con base de alcohol; ya que suelen irritar.

No es recomendable la exposición prolongada al sol del miembro afecto; así evitaremos dermatitis solares que sólo agravarían el estado de la piel.

Colocar compresas sobre el miembro afecto si observamos que existe excesivo exudado de linfa, cambiándolas siempre que estén mojadas.

Se debe evitar llevar ropas excesivamente ajustadas; el sujetador en el caso de las mujeres mastectomizadas no deberá apretar ni el pecho, ni el hombro.

El personal de enfermería deberá evitar la realización de técnicas invasivas sobre el miembro afectado:

  • Extracción de sangre.
  • Determinación de la glucemia capilar mediante el pinchazo en el pulpejo de los dedos.
  • Administrar fármacos o vacunas por vía intradérmica, subcutánea o intramuscular.
  • Tomar la tensión arterial.

El movimiento es fundamental para que haya un buen flujo linfático; ya que la contracción muscular hace de masaje estimulando ese flujo.

Debe realizarse un ejercicio continuo pero moderado y preferentemente dirigidos por un fisioterapeuta.

El drenaje linfático manual y los masajes, son movimientos sobre la piel con el objeto de estimular la circulación linfática, de modo que el exceso de linfa se incorpore al sistema linfático.

Debe ser suave pero firme, de 20 a 30 minutos. Se debe iniciar desde el área sana hacia la edematosa, y desde la zona distal a la proximal; previo vaciado de los ganglios linfáticos también mediante masaje. Así se logra un aumento del flujo de los superficiales y durante el masaje las zonas distales drenan más fácilmente. Se recomienda después medidas compresivas.

Las medidas compresivas son importantes cuando no existe fibrosis, así se favorece la circulación del fluido intersticial hacia el sistema linfático. Estas medidas tienen como objeto la reducción del edema, limitando que se forme linfa con la presión sobre la piel y el tejido subcutáneo.

  • Vendaje con venda elástica compresiva de 10 cm de ancho, desde punta de dedos hasta la raíz del miembro. Efectivo si el edema no supera la raíz del miembro.
  • Guantes y medias elásticas compresivas, desde que se levante el paciente. Durante el reposo se elevará el miembro afecto.
  • Compresión neumática intermitente; útil en el linfedema severo con afectación de los dedos y dolor continuo.

Contraindicada si hay infección, trombosis venosa o metástasis; para evitar su extensión. Y si está siendo sometido a radioterapia.

Dichas medidas, junto con el ejercicio realizado de manera constante permiten:

  • Limitar que se acumule linfa en el miembro.
  • Favorecer el retorno venoso y de la linfa al origen del miembro.
  • Estimular la acción muscular.

Bibliografía

  • Tratamiento del edema y del linfedema. Cuidados del enfermo en fase terminal y atención a su familia. Astudillo. EUNSA. 1995, pp. 135-139
  • Manual de Enfermería Médico-Quirúrgica. Brunner y Suddarth. Ed. Interamericana. 1987, p. 680.
  • Enfermería en Cuidados Paliativos. López Inmedio, E. Ed.Panamericana. 1998, pp, 65-69.
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