Técnica de la lactancia materna

El éxito de la lactancia materna radica, en gran parte, en el conocimiento de su técnica por la madre.

Periodo prenatal

Durante los últimos meses del embarazo es muy importante que el pediatra u obstetra informe a la madre de las ventajas de la lactancia materna, y que deseche conceptos erróneos contrarios a la misma, a fin de que la gestante tome la decisión de lactar a su hijo. Durante esta etapa prenatal se debe también instruir a la madre sobre la técnica de la lactancia natural e iniciar el cuidado de las mamas. La manipulación diaria se considera peligrosa: puede desencadenar el parto por liberación de oxitocina. Igual cabe decir de la tracción manual o con pezonera durante el último mes de la gestación (puede hacer que el pezón se evierta lo suficiente como para permitir la succión del niño).

Fase intraparto

Conviene utilizar la menor cantidad posible de anestésicos y analgésicos ya que, no sólo duermen a la madre, sino también al niño, reducen la capacidad de succión y dificultan el inicio de una lactancia normal. La epidural es mejor.

Periodo postnatal

Como medida fundamental, el niño debe ser puesto pronto al pecho, a ser posible en los 30 primeros minutos y, como máximo, en las tres primeras horas. Desde luego, siempre antes de las 12 horas, para evitar que el intestino permanezca aséptico y no se sintetice la vitamina K, para disminuir la pérdida de peso, impedir la aparición de fiebre de sed y, sobre todo, para favorecer la producción y la eyección de la leche. Las extendidas rutinas hospitalarias que dictaban separación prolongada del hijo de la madre, puesta tardía al pecho, a veces 24 horas o más, y administración de otro alimento al RN durante este tiempo, eran responsables de un alto porcentaje de los fracasos de la lactancia natural.

La puesta tardía al pecho no ocasiona más que complicaciones: tras el parto la secreción láctea aumenta y, si el niño no es puesto al pecho, se produce un aumento de la presión intraductal, estasis venosa y linfática, compresión de las estructuras vecinas, isquemia y atrofia de las células secretoras. La mama sufre una ingurgitación dolorosa y el pezón se aplana, lo que crea dificultades para la succión y favorece la aparición de grietas. Por otra parte, es falso que deba separarse al hijo de la madre para que ésta descanse; en realidad descansa más y mejor teniendo a su hijo próximo a ella, ya que está más tranquila.

La segunda medida fundamental consiste en no precipitarse en dar biberón al recién nacido. Con frecuencia la secreción láctea tarda algunos días, 5-8 y a veces más, en establecerse por completo; durante estos días hay que persistir en la puesta frecuente del niño al pecho y en no darle biberón. Olvidar esta medida significa el fracaso de la lactancia natural. Una tercera norma básica es procurar el vaciamiento del pecho para el mantenimiento de la producción de leche y, por tanto, para el éxito de la lactancia natural.

Al comienzo de la lactancia la succión del niño suele ser insuficiente y hay que realizar el vaciamiento manualmente o con un extractor de leche, bien una vez al día o, mejor, después de cada tetada. La técnica manual es fácil; consiste en que la madre ponga los dedos pulgar e índice de una mano uno frente al otro sobre el borde areolar y dirigidos hacia él y haga movimientos rítmicos y suaves de aproximación y separación. Cuando la madre vuelve al trabajo habría que procurar que el lactante esté próximo a ella (guardería en el centro laboral) y, puesto que esto tiene dificultades, facilitar la extracción de leche.

Horario

Al comienzo debe ser libre: el RN solicitará alimento cuando lo necesite, sea de día o de noche, ya que la succión es el mejor lactagogo.

Pronto el niño establece un horario, pidiendo alimento cada 2-3 horas, que es el tiempo de vaciado normal del estómago del RN alimentado al pecho. Pasado el primer mes, es aconsejable una cierta reglamentación de la lactancia, poniendo al niño al pecho cada tres horas, seis veces al día, con un descanso nocturno de seis horas; la técnica de dar el pecho cada cuatro horas, cinco veces al día, con ocho horas de descanso nocturno suele causar una mayor incidencia de hipogalactia, por ser insuficiente el estímulo de succión. La reglamentación aporta beneficios, tanto a la madre, como al niño: la madre descansa y el vaciamiento de la mama es más completo; el niño tiene tiempo suficiente para verificar la digestión de la leche y parece producirle buen humor además de permitir descanso continuado por las noches y adquirir cierta educación desde la cuna.

Método de la autodemanda

Consiste en dar el pecho al niño cuando lo pide, es decir, cuando llora, 7 u 8 veces al día aproximadamente. Se basa, fundamentalmente, en aspectos psicológicos, ya que lactantes sometidos a un régimen muy severo podrían desarrollar complejos de frustración psíquica, base de un oculto resentimiento, pero en general el niño así alimentado puede ser caprichoso, irritable y excesivamente dependiente de la madre. En resumen, debe preferirse una lactancia reglada, pero no muy rígida: ha de tener una cierta elasticidad, no se debe despertar al niño porque falten pocos minutos para la toma de alimento, ni dejarlo llorar de hambre cuando falta algún tiempo para la toma.

Duración de la tetada

Se aconseja inicialmente ofrecer siempre los dos pechos, empezando por el último que tomó la vez anterior, y dejar que el niño mame del primer pecho durante 5 minutos, con lo cual prácticamente lo vacía y probablemente aceptará mamar del segundo, de forma que estimula los 2 pechos por igual. Gradualmente se aumentarán los tiempos de mamada hasta alcanzar los 10 minutos por pecho, aproximadamente, sin forzar en el segundo. En los 4 primeros minutos el lactante obtiene casi toda la leche. Prolongar la tetada conduce a favorecer la aparición de grietas en el pezón y aumentar la aerofagia del niño. A medida que el lactante crece, y aproximadamente a partir del segundo mes de vida, el niño estimula mejor el pecho y, una vez obtenido el alimento (4-5 minutos), suele rechazarlo, aceptando el segundo en caso de quedar con hambre y se enfada si se insiste en que mame más. En ocasiones este hecho es interpretado erróneamente como secreción insuficiente. El peso del lactante, sin embargo, seguirá una curva ascendente normal.

Cálculo de la ración alimentaria

Se hará mediante el método calorimétrico, en el cual la ración alimentaria se obtiene atendiendo al cociente energético, que tiene en cuenta los requerimientos energéticos del lactante y el valor energético de la leche de mujer (700 kcal/L). Existían una serie de reglas empíricas clásicas, de cierta utilidad en la lactancia artificial; para ser llevadas a cabo en la lactancia materna deberían realizarse dobles pesadas en todas las tomas de varios días para conocer la cantidad real ingerida, con los consabidos márgenes de error. El mejor medio de valorar la correcta alimentación del niño criado al pecho es la medición periódica de su peso.

Postura de la madre y del recién nacido

Las primeras tomas puede darlas la madre estando acostada en decúbito lateral, ofreciendo al RN la mama contraria al decúbito en que se encuentre. Más adelante la postura ideal es la de sentada, manteniendo al niño algo incorporado. Es importante que los labios del RN abarquen bien la areola, quedando el pezón sobre la lengua, a fin de que la succión se pueda realizar eficazmente.

Hay que evitar que mamas muy voluminosas dificulten la respiración del niño, para lo que la madre sujetará la parte procidente de la mama con dos dedos de la mano del lado contrario a ésta, procurando no hacer pinza.

Después de la tetada la madre debe incorporar al niño, apoyando la cara de éste sobre su hombro y darle unos golpecitos en la espalda a fin de que eructe, tras lo cual se dejará al niño en la cuna, tranquilo. Existen posturas especiales para casos concretos: amamantamiento de gemelos simultáneamente, presa del “balón de rugby” en caso de ser rechazado siempre el mismo pecho, etc.

Higiene de las mamas

Las mamas, especialmente el pezón, deben lavarse con agua hervida, tras lo cual se puede colocar una gasa estéril sobre el pezón tratando de evitar los roces y se cambiará entre las tetadas si se mancha de leche. Si existen escoriaciones puede utilizarse una pomada emoliente, previo secado con aire caliente.

Normas de higiene general

La lactancia debe modificar lo menos posible la normal actividad de la madre; es desaconsejable, tanto la vida demasiado sedentaria, como la vida muy atareada. Deben evitarse, igualmente, las preocupaciones y las causas de ansiedad. La alimentación será variada y completa. Es aconsejable tomar diariamente como suplemento medio litro de leche, alimento que carece de específicas propiedades lactogogas, pero que es rico en elementos plásticos para la formación de leche. Deben suprimirse los alimentos que dan mal sabor a la leche, como los espárragos y las cebollas en caso de que el niño rechace el pecho. El alcohol, el café y el té, pueden tomarse con extrema moderación; una ingesta excesiva resulta tóxica para el lactante. El consumo de tabaco es nocivo. Los medicamentos que pasan a la leche ya han sido señalados. Algunas pomadas aplicadas sobre la mama pueden pasar directamente al lactante, si no se ha tomado la precaución de realizar un lavado cuidadoso antes de poner el niño al pecho.

Duración de la lactancia

Se considera como momento más adecuado para el destete entre los 6 y 9 meses. En ciertas áreas subdesarrolladas, se aconseja prolongar la lactancia hasta los 12-18 meses. En este sentido, la OMS y la UNICEF recomiendan dos años de lactancia materna, mientras la Academia Americana de Pediatría señala al menos un año, Con estos criterios la definición de lactancia materna prolongada sería aquella que va más allá de estas recomendaciones, aunque en nuestro medio resultarían exageradas. Ya a partir de los 6-7 meses, la leche de mujer es cualitativamente insuficiente, como alimento exclusivo, para el crecimiento del niño, siendo causa de diversos tipos de malnutrición y, especialmente, de anemia ferropénica. Un destete tardío es a veces expresión de unos lazos afectivos materno-filiales exagerados. Cuando el destete se retrasa, algunos niños se “encelan” y rechazan cualquier otro tipo de alimento, siendo preciso recurrir a la supresión brusca del pecho.

Es normal introducir la alimentación complementaria de forma progresiva a partir del 4º-5º mes de vida. Un destete brusco causa molestias a la madre y supone una sobrecarga alimenticia para el lactante, el cual puede presentar sintomatología de tipo digestivo y tener dificultades para aceptar el biberón o los complementos.

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Edajube
Grado en Enfermería

Enfermero de vocación, eterno aprendiz de piano y humilde jugador de ajedrez.

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