El sistema circulatorio consiste en el corazón, que bombea la sangre; el sistema arterial, que distribuye la sangre oxigenada en los tejidos; el sistema venoso, que reúne la sangre desoxigenada de los tejidos y la regresa al corazón; y los capilares, donde se lleva a cabo el intercambio de gases, nutrimentos y desechos.
El flujo sanguíneo en los sistemas arterial y venoso depende de un sistema de vasos sanguíneos permeables y una presión de perfusión adecuada. A diferencia de los trastornos del sistema respiratorio o la circulación central que causan hipoxia y afectan la oxigenación de tejidos en todo el cuerpo, los efectos de la enfermedad de los vasos sanguíneos casi siempre se limitan a tejidos locales irrigados por un vaso o grupo de vasos particulares.
Este capítulo se enfoca en los factores determinantes de la presión arterial y en los trastornos de la presión arterial: hipertensión e hipotensión ortostática.
Este capítulo se organizó en 6 secciones: trastornos del pericardio, enfermedad arterial coronaria, miocardiopatías, trastornos infecciosos e inmunitarios del corazón, cardiopatía valvular y enfermedad cardíaca en lactantes y niños.
Los trastornos en la generación y conducción del impulso cardíaco varían desde arritmias benignas hasta los que causan una alteración grave en la función cardíaca con muerte súbita.
La insuficiencia cardíaca y el shock circulatorio son padecimientos separados que son reflejo del fallo del sistema circulatorio. Ambas enfermedades exhiben mecanismos compensatorios comunes a pesar de que difieren en términos de patogénesis y causas.
Los avances en el diagnóstico de los trastornos lipídicos han permitido identificar a aquellos pacientes con el riesgo más elevado de enfermedad cardiovascular y a aquellos que más probablemente se beneficiarían de un tratamiento farmacológico. La investigación farmacológica ha dado lugar a medicamentos seguros y eficaces para reducir las concentraciones de lípidos y con ello disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Como los profesionales de enfermería van a atender a muchos pacientes con esta enfermedad, es esencial entender los principios básicos subyacentes del tratamiento antihipertensivo. El profesional de enfermería puede contribuir significativamente a reducir la mortalidad cardiovascular a través de la mejora del conocimiento público sobre la hipertensión y enseñando lo importante que es la intervención temprana.
La insuficiencia cardíaca es una de las enfermedades más frecuentes y mortales del aparato cardiovascular y se espera que su incidencia aumente a medida que la población envejece. A pesar del notable descenso de la mortalidad de la mayoría de las enfermedades cardiovasculares (ECV) durante las últimas dos décadas, la mortalidad de la insuficiencia cardíaca ha empezado a descender hace muy poco.
Los tejidos y órganos del cuerpo necesitan el aporte arterial continuo de oxígeno y otros nutrientes vitales para mantener la vida y la salud. Debido a sus elevadas necesidades metabólicas, el corazón en particular requiere un aporte continuo de oxígeno.
Las arritmias cardíacas son anomalías de la conducción eléctrica que pueden ocasionar alteraciones de la frecuencia y el ritmo cardíaco. Engloban una serie de alteraciones diferentes que pueden ser inocuas o potencialmente mortales.
La hemostasia, o control del sangrado, es un mecanismo esencial que protege al organismo tanto de lesiones externas como internas. Sin una hemostasia eficiente, el sangrado a través de heridas o de lesiones internas podría producir un shock y quizá la muerte. Sin embargo, un exceso de coagulación puede resultar casi igual de peligroso.